La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
Tus aportaciones son bienvenidas, así que, si lo deseas, comparte-te, fluye y disfruta.
¡Bienvenida!

Mostrando entradas con la etiqueta Crianza: la r-evolución interior. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Crianza: la r-evolución interior. Mostrar todas las entradas

jueves, 11 de junio de 2015

Charla Crianza y educación consciente: de la teoría a la práctica I


Ante todo quiero agradecer a la Asociación de Familias El Nido, que me invitaran a participar en su precioso espacio. El título de la charla de ayer era "Crianza y educación consciente: de la teoría a la práctica" y la idea era reflexionar en torno a las dificultades que nos encontramos para aplicar lo que leemos en los blogs y libros de crianza en nuestro día a día. Cuando las promesas de que los niños amamantados y porteados no lloran y están tranquilos, de que el Baby lead wering es la panacea para que el bebé coma de todo, de que dormir con los niños nos ayudará a descansar, de que serán niños serenos, relajados, seguros, pacíficos, con total autodominio... en fin, cuando seguir unos determinados métodos les hará niños perfectos... y perfectas madres a nosotras.

Comencé hablando de tres cuestiones básicas fundamentales:

- Los métodos: seré clara, no funcionan para vivir a través de ellos. La vida sucede en otros niveles y tener un método para vivir es uno de los grandes errores. La vida no se amolda a lo que yo creo de ella, la vida Es y lo inteligente es intentar mirara lo más despojada de ideas previas o prejuicios. Igual así conseguimos enterarnos de algo. Con los niños no es diferente. No se puede educar con métodos porque la educación implica una interacción preciosa entre dos seres humanos complejos, con sus luces y sus sombras. No somos robots... aún.

- Las expectativas: creer, aún de forma inconsciente, que es posible alcanzar una perfección (en la maternidad y en la personalidad del niño), como si nuestra misión fuera dar a luz a bebés perfectos que jamás en su infancia van a sufrir ningún dolor ni van a experimentar los estados y las emociones propias del ser humano: tristeza, ira, alegría, miedo, asco... y que, por expuesto, para que esto ocurra,  hemos debido ser unas madres perfectas sin errores y con todas nuestras incongruencias resueltas.

- La culpa: No hay como tejer un modelo de perfección irreal para sentir culpa ante la más ligera variación de ese camino. Culpa si el niño llora, si tiene miedo, si se cae, si pega al otro, si no sabe defenderse, culpa si no sabe comer, si tarda en gatear, si estoy cansada, si deseo mi propio espacio... en definitiva, si deseo cualquier cosa que se aleja de ese camino trazado en el que no cabe más que la perfección absoluta de una maternidad imposible elaborada con un niño irreal. Y el problema de la culpa (además de que es una emoción cultural, aprendida y que por lo tanto, podemos aprender también a no sentirla9 es que nos deja bloqueadas, nos quita la fuerza y nos inmoviliza. 

Y a partir de aquí seguimos hablando de viaje hacia el interior para propiciar que el encuentro con el niño se produzca de forma íntegra. Pero, si me lo permitís, lo contaré en otro post, que son las dos y aún no tengo la comida hecha. Y reconozco que, más que culpa, lo que siento es hambre.

Gracias a todas las familias que acudisteis a la llamada. Como siempre, fue un honor para mi compartirme con vosotros. 

Habrá segunda parte. 





lunes, 1 de junio de 2015

No te ganes la Vida, disfrútala

La experiencia de alargar el brazo y alcanzar el fruto deseado de un árbol, pertenece al origen de los tiempo. Nos remite a los tiempos en los que lo tuyo y lo mío aún no existían. Permitir que los niños lo experimenten es dejar en ellos un poso, activar una memoria, que espero les sirva para saberse recibidos en un mundo en el que la Naturaleza nos ofrece lo que necesitamos para vivir. Alargar la mano y saciar el hambre, estirarnos mínimamente y saciar las necesidades. Así deberíamos vivir: satisfaciendo las necesidades sin dolor ni sufrimiento.


En un mundo donde para sobrevivir hace falta salvar tantos obstáculos artificiales creados para mantenernos en constante estado de necesidad, no está de más saber que con alargar la mano, los frutos estarán ahí esperándonos para satisfacernos. En un mundo donde la mayoría de los habitantes están en una situación de pobreza extrema (artificialmente creada a través de esquilmar sus recursos naturales o contaminarlos o apropiárselos grandes corporaciones o personas sin escrúpulos), no está de más  que recordemos que en este planeta, tenemos lo que necesitamos y que si hay personas que no lo tienen es porque otras lo impiden. No hace falta ganarse la vida. La Vida ya está ganada, con cada respiración, con cada gesto. Estamos aquí, somos y tenemos dignidad. Con alargar una mano, con ofrecer nuestros dones, debería ser suficiente para sobrevivir dignamente. Seamos, pues, dignos. Y permitamos la dignidad de las demás personas. 

Dedicado a Laura 

miércoles, 13 de mayo de 2015

Los bebes de dieciocho meses

En este momento mi hijo pequeño tiene dieciocho meses y es evidente que comenzamos una nueva etapa. Ayer, sin ir más lejos, lanzó un "no, no, no... yo solo" que se me clavó en el corazón. ¡Pero, bueno! ¿Ya estamos así? Pues parece que comenzamos con los ramalazos de independencia y dependencia propios de esta fase del crecimiento (te invito a mirar aquí las diferentes fases de desarrollo). Mientras proclama con orgullo que él solo hace las cosas y se enfada con bastante carácter si no se lo permitimos (a veces no le permitimos coger las tijeras de podar o el cuchillo jamonero, manías que tiene una), demuestra una querencia, llámalo dependencia, absoluta por mi; hoy he vivido una de esas escenas entrañables de la maternidad: mientras estaba en el baño orinando, ha llegado, ha levantado la camiseta y se ha puesto a mamar. ¡Es verdad, se me olvidaba! Volvemos a hacer pis con el crío encima. 

Y en todo este proceso, me acompaña un pensamiento a cada paso: esto también pasará. Volando. Esta fase durará poco, y más en este crío que va rápido como un rayo, y yo me pregunto, donde se fue mi bebé, ese pequeñito que gorgoteaba y mamaba tranquilamente en brazos. Así que, a todas las que como yo, estáis pasando esta fase de reaproximación, que meáis con el crío encima, que le quitáis cuchillos de las manos y los acompañáis en sus subidas y bajadas de alto riesgo por las escaleras... disfrutad. Porque en unos meses, dejaran de hacer, decir y querer las cosas que hacen, dicen y quieren ahora y nos preguntaremos dónde se fue este pequeño terremoto. El tiempo vuela.

jueves, 21 de marzo de 2013

Charla gratuita Bases de una crianza respetuosa

El miércoles 10 de abril estaré ofreciendo una charla-coloquio con el título 

Bases para una crianza respetuosa. 

En ella reflexionaremos sobre qué es la crianza respetuosa, qué necesidades tienen nuestros bebés, qué necesitamos para llevarla a cabo, cuáles son las dificultades que nos encontramos... 



Será en Esta por mamá (C/ Obispo Hurtado, 11 - Granada - España). 
La charla es gratuita, aunque las plazas son limitadas al aforo de la sala y hay que registrarse. 
Puedes hacerlo visitando la web de 

viernes, 20 de julio de 2012

Crianza consciente


Cuando devenimos madres o padres, en el momento en que miramos por primera vez los ojos de nuestro pequeño recién nacido, comenzamos a transitar por un camino de esperanza y temores, alegrías y anhelos, descubrimientos y dolor.

Cuando nos hacemos padres o madres, la vida  nos regala una segunda oportunidad para crecer, evolucionar y comprender mejor nuestra propia biografía. Desde nuestro nacimiento, y a través de cada interacción que mantenemos con nuestros padres, vamos configurando las bases de nuestro estar en el mundo. Creamos una forma de relacionarnos en función de estas interacciones primarias. En nuestro interior aguarda todo ese contenido de reacciones, emociones y respuestas. Cuando somos padres, todo ese mundo interior vivido en la primera infancia nos asalta y nos atrapa por completo.  La mayor parte de esas interacciones y contenido forman parte de nuestro inconsciente, no están elaborados de forma adulta, no hemos trabajado con ellas, ni las hemos visto ni hemos podido trascenderlas. La madre y el padre de nuestra primera infancia, las vivencias que tuvimos con ellos, están en nuestro interior agazapadas esperando cualquier oportunidad para expresarse y ser representadas.
Solo así se explica cómo es posible que muchas madres y padres que deciden educar desde la crianza denominada natural o con apego, se encuentran con la desesperación, accesos de ira y la sensación de agotamiento que acompañan a una crianza exigente e idealizada que en nada (o en poco) se parece a su día a día. 
Todo ese contenido inconsciente puede manifestarse tanto en la repetición de la forma de educación recibida como en la oposición y rechazo a esa misma forma. Un ejemplo: Si me han educado a golpes y yo concibo la vida con ese nivel de violencia integrada, criaré a mi hijo con ese mismo índice. No me saldré del guión de la educación recibida porque no tendré herramientas necesarias para poder dilucidar y criticar el sistema impuesto. Cuando interaccione con mi hijo, no sólo estaré yo (como su madre) sino también mi madre y mi padre y las interacciones con ellos mantenidas que forman parte de mi inconsciente. De esta manera, si le preguntas a muchos padres porqué pegan a sus hijos, lo más probable es que repitan las mismas frases que sus padres les decían a ellos y que han integrado como propias y pertenecen a su inconsciente.

Pero si después de haber sido criada en la violencia y, tras un análisis de la situación que me permite discernir un nuevo "correcto e incorrecto",  yo decido educar a mis hijos de forma diferente (sin usar la violencia física), cada vez que interacciono con mis hijos, de igual manera que en el caso anterior, mi madre y padre seguirán estando presentes en mi relación con él. Lo más probable es que cuando me relacione con mi hijo en los momentos en que he de regular una situación, no encuentre la fuerza adecuada para hacerlo porque temeré que mi acción sea interpretada como violenta. Seré una estilo de madre sobreprotectora, débil, manipuladora, pasiva... Y el resultado de esta actitud es paradójico. 

En mis cursos conozco a cientos de mujeres, muchas de las cuales son madres. Y es habitual que, de vez en cuando, una madre de hijos (sobre todo varones) cuente que se siente intimidada e, incluso, agredida por sus hijos adolescentes. Y todas aseguran haber tratado con respeto a esos niños, incluso han cambiado de ciudad por ellos, les han educado como a ellas no les educaron antes, les han dado lo que tenían en sus manos, pero ahora, reciben como respuesta violencia. Y es paradójico cómo esos niños que nunca han sido maltratados físicamente, responden ahora con las armas que las madres intentaban evitar a toda costa. 

Cada respuesta que esa madre dé, no será la respuesta que la situación realmente requiere, sino el producto de un contenido (en gran parte inconsciente) de la relación con sus propios padres. Y esto hace que, en primer lugar, nos agotemos física y emocionalmente intentando sostener quienes no somos y, además, como en el ejemplo anterior, la consecuencia es que no estamos “mirando” a nuestro hijo con una mirada neutra, sino configurada por las experiencias pasadas.

Y esto crea en los niños tensión, ira y abatimiento. Los niños saben que su madre y su padre no lo oyen, no lo miran, no lo comprenden. Que cuando responden los adultos a una demanda del niño, no están dando una respuesta correcta, sino viviendo en la hipnosis del pasado y filtrando la información del “aquí y ahora” por oscuros laberintos. 

No hay reglas para ser madres y padres. Pero señalaría como uno de los aspectos más importantes de la crianza y la educación, es el ser adultos dispuestos a crecer, incluso aunque duela, incluso aunque sea incómodo.

Entonces podríamos decir: Hijo, no te he dado una infancia perfecta ni tu vida ha sido un camino de rosas, pero lo único que puedo decirle ahora es que sigo creciendo, que tu padre o tu madre se mira todos los días al espejo y se respeta, que cada día, a pesar del dolor, me descubro y que mi “intento”  es seguir avanzando para ser más humana, más Yo… y en este camino, podré encontrarme de forma consciente y objetiva con otro ser humano, que resultó ser mi hijo... al fin sin interferencias del pasado.

miércoles, 27 de junio de 2012

Estivill o el bebé que llora en la cuna

Me había resistido a escribir sobre Estivill, en primer lugar porque no me gusta relacionarme con según qué tipos (ni en lo virtual), en segundo lugar porque creo que hacerle publicidad gratuita es un flaco favor que le hacemos a la causa y en tercer lugar porque hay ya muy buenos post refutando la supuesta "ciencia" de este "señor", de todos los estilos y cortes: científicos, amorosos, desde la experiencia, desde las vísceras... Que conste que a mi este señor no me cae mal, aunque no lo invitaría a una barbacoa en la piscina. No me cae mal porque puedo ver su ego inflado y a él siendo un peón sin poder en sus manos. 

Este señor, que asegura que para que los niños duerman como "tienen que" hacerlo, hay que dejarles llorar en su cuarto a oscuras, es incapaz de empatizar con un bebé de seis meses que llora. Este señor, que asegura que los niños no sufren problemas emocionales o mentales después de hacerles "su método", es un señor que ha tenido un problema de obesidad mórbida del que necesitó operarse. Este señor, que asegura que "su método" es científico y es suyo (y no lo es, es el método Ferber que él copió), necesita sentirse admirado y seguido hasta el punto de prestarse a hacer el ridículo en un programa de la TV3 catalana en una parodia de su método y de sí mismo de la cual él ni pareció enterarse (a pesar de estar presente en la propia parodia de sí mismo). 
Este señor, que se dedica a decir a las madres y a los padres cómo tiene que cuidar a sus bebés, sigue siendo el bebé no amado, el bebé herido de muerte en la soledad de la cuna, el bebé que ansiaba mirada primero y, al crecer después, poder y dinero. Este tipo, que asegura que su método es científico, miente sabiendo que miente a las madres y padres que compran sus libros. 

Este tipo es el vivo retrato de esos métodos conductistas de crianza que él mismo defiende: adultos con anemia emocional, estupidez ética y codicia.
Quizá, si desmontásemos a Estivill como un plagiador y mentiroso, muchos de  los padres podrían comprender qué tipo de seres humanos están educando y para qué. Entonces, quizás, muchos comprenderían el alcance y las secuelas que utilizar este método implican.
Se ha creado una iniciativa a través de Facebook, que bajo el título El día Mundial del Sueño Feliz, pretende que el hashtag #desmontandoaEstivill se convierta en trend topic en Twitter y que blogs, 
páginas y perfiles de Facebook se llenen de mensajes a favor del Sueño Feliz.

Si quieres participar, súmate y anuncia en tu blog que preparamos esta acción para el próximo viernes 29 de junio.

Si estas interesada en recibir más información o tienes un blog con el que participar, sigue los siguientes enlaces.  

Grupo en Facebook: Día Mundial del Sueño Feliz:

Amor Maternal (para adscribir tu blog a la iniciativa)
http://www.amormaternal.com/2012/06/dia-mundial-del-sueno-feliz-desmontando.html

Post de Ibone Olza (psiquiatra infantil en contra de la utilización de este método)


martes, 10 de abril de 2012

Las hijas que son y las que nos gustarían que fueran

Hace unos meses Ileana Medina publicó un post titulado La madre que somos y la madre que queremos ser, que levantó bastante polvo en las redes sociales. Es verdad que no somos la perfección que proyectamos. Que nuestra mente nos dice ama incondicionalmente hasta el final y al momento desearíamos dejarlo todo (y cuando digo todo, es todo) por media hora de descanso en un sofá, una lectura o ver una serie ridícula de televisión. En cualquier caso, está claro que vivimos lo que hay en nuestro interior. No puedes vivir el amor incondicional si no te amas a ti misma incondicionalmente (con las sombras, los egoísmos, las contradicciones...)  De la misma manera, no podrás respetar verdaderamente a tus hijos hasta que no te respetes a ti misma, hasta que comprendas (no mentalmente, sino corporalmente) que significa la palabra Respeto (tan de moda en la crianza con apego). 

Pero es este caso, quiero hablar de las hijas que son y de las hijas que nos gustarían que fueran. Y voy a usar principalmente "hijas" porque la fusión que las madres sentimos con nuestros retoños, se forja especialmente intensa con las hijas. A ellas les transmitimos nuestra feminidad junto con la de nuestras antepasadas y, en una cadena, será ella quien la transmita a sus propias hijas. Cuando las niñas cumplen los seis años dejan atrás su primera infancia. Al mirar frente a frente a nuestras hijas, nos vemos reflejadas en nuestras carencias, traumas, inquietudes, temores y deseos incumplidos. Muchas hemos dejado nuestro trabajo y nos hemos centrado en dar todo el amor que necesitaban y requería una crianza más humana que la que nosotras mismas tuvimos. Una crianza, eso sí, llena de retos, altibajos, soledad y dolor; pero una crianza mucho más humana que la que nosotras tuvimos. Las hemos cuidado con esmero, les hemos dado pecho a demanda, las hemos arropado y abrazado hasta que ya no podíamos más y, ahora, cuando comienzan a crecer y dejar de ser las bebés dependientes y adorables que eran, miramos con estupor en qué se han convertido: Niñas que juegan con Barbies y Monster High, que les gusta pintarse y hablan de chicos a los siete años. U otras que asisten puntualmente a clase y se creen toda la disciplina escolar (incluso si los padres no se la creen) y enfocan su vida en los conocimientos académicos. Otras, tímidas y pérdidas, como si no pudieran encontrar, a pesar de todos los esfuerzos, la fuerza para salir adelante por sí mismas o las que se vuelven locas por la televisión y las golosinas. Hijas de madres vegetarianas que devoran bocadillos de jamón. Niñas criadas entre algodón orgánico que   lloran desconsoladamente delante de una tienda de los chinos. Niñas educadas con apego que presentan miedo escénico o dependencia...

Y las madres de las hijas algo mayores miramos incrédulas a nuestras criaturas sin saber bien qué ocurrió, dónde estuvo la falla, por qué ella no es como debía ser... ¿Cómo debía ser? Y entonces, una vez más, nuestras hijas, que en verdad son nuestras maestras, nos enseñan la lección. Ellas no han venido aquí para cumplir nuestros deseos ni cerrar nuestras heridas. Ellas están aquí para vivir su propia existencia. No vinieron a ser unas artistas sensibles y creativas por nosotras, ni a cambiar el mundo por nosotras, ni a despreciar las cosas que no nos gustan a los adultos, ni vinieron a ser más espirituales o mejores que nosotras... ¿Quién nos dijo que eso iba a ocurrir? Ni siquiera vienen a estar de acuerdo con nosotras ni mantener nuestros ideales o valores. 

Ellas son libres, espíritus de la vida que necesitaron de nuestros cuidados y protección durante los seis o siete primeros años. Ahora necesitan nuestra confianza y amor. Si durante la primera infancia, la base fue el cuerpo, el contacto, la leche y el calor; ahora, a punto de entrar en la pubertad, la base podría ser la aceptación. Aceptar que nuestra hija siente, vive, aprende, ama, desea de manera diferente a como nosotras lo hacemos. Aceptar que no redimiremos nuestro pasado a través de sus actos. Aceptar que la vida se nos ofrece en tonos y no en colores absolutos, que nuestra mirada no es la única, ni la mejor. Aceptar que el amor está por encima de las formas. Y, entonces, quizá las madres habremos aprendido otra lección.

Os dejo con unos versos que leo y releo a menudo.

“Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.

No vienen de ti,
sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellos
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerles semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas,
son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.”
Khalil Gibran (ensayista, novelista y poeta libanés)

viernes, 17 de febrero de 2012

Regalar el poder de las madres

La semana pasada en una ludoteca una madre intentaba, en vano, que su hija de unos seis años se sacará un globo pinchado de la boca.
- Te vas a atragantar... - le insistía, inquieta - sácate eso ahora mismo, que te vas a atragantar.
La niña, subida en un tobogán no sólo no se sacaba el globo de la boca sino que disfrutaba haciendo rabiar a su madre y amenazaba con tirarse por el tobogán boca-arriba, mientras movía de un lado al otro el globo.
La madre, después de varios intentos, le dice a la niña:
- O te quitas eso de la boca o se lo digo a Yolanda. (Nota: Yolanda es el nombre de la chica que acompaña a los niños en la ludoteca). - y sigue, dirigiéndose a Yolanda - Yolanda, mira, que no quiere quitarse el globo de la boca...

Cuando yo era pequeña las madres gritaban a los niños: ¡o te comes la sopa ahora, o ya verás cuando venga tu padre! ¡O haces los deberes o se lo digo a tu padre! Ni que decir tiene que el padre representaba la autoridad, la mano dura, aquel con quien era mejor no vérselas.  Hasta aquí la anécdota. 

Ahora la reflexión: Los hijos necesitan crecer en manos de adultos poderosos (no autoritarios, histéricos o violentos). Un adulto poderoso es aquel que sabe cuál es su valor. Que conoce el poder que tiene en su interior. ¿Qué hace una madre regalando su poder a la chica que acompaña en una ludoteca? ¿Qué significa para esa niña que su madre no pueda quitarle (con seis años) un globo de la boca? ¿Cuándo piensa esa madre que su hija va a comenzar a atender sus demandas? ¿Cuándo va a comenzar la madre a mirar qué necesita o desea exactamente su hija (aunque lo pida de forma desagradable? ¿Cuándo va la madre a "ver de verdad" a su hija en toda su integridad y a verse a sí misma con todo su poder? Ya lo veremos, pero sería deseable que antes de que esta criatura termine por herirse a si misma y antes de que la madre no consiga recuperar el poder que regaló.

lunes, 30 de enero de 2012

I Jornada de foros, blogs y espacios de apoyo virtual - Crianza en Red

 Desde luego, lo mejor que tiene la vida, son las relaciones humanas: conocer personas nuevas con energía nueva, visiones interesantes, formas diferentes de entender la vida... y no deja de ser una celebración de gozo y felicidad cualquier excusa que nos sirva para unirnos, abrazarnos y escucharnos. Por eso, propuestas como esta de la Editorial Ob Stare, son una apuesta para trasladar el círculo, la tribu, de lo virtual a lo físico. Si te interesa ampliar tribu... nos encontraremos en Barcelona, el 17 de marzo en la I Jornada de foros, blogs y espacios de apoyo virtual - Crianza en Red.
Te dejo la carta que envía Eva Darias (editora de Ob Stare) así como el enlace para ver el programa. ¡Bienvenida!

Estimados/as amigo/as:

Desde la Editorial OB STARE, tenemos el placer de presentaros la I Jornada de foros, blogs y espacios de apoyo virtual - Crianza en Red, que se celebrará el próximo 17 de marzo en la ciudad de Barcelona.
Hemos organizado esta Jornada Crianza en Red con la finalidad de crear un espacio de encuentro, y en muchos casos reencuentro, de las voces que circulan incesamente en la Red hablando, debatiendo y proponiendo nuevos paradigmas de crianza en favor de una sociedad más libre a través del conocimiento.
La tecnología nos brinda herramientas cada vez más modernas e inmediatas que han dado paso a que las grandes comunidades y redes virtuales revolucionen las formas de comunicación existentes.
Los espacios de apoyo a la crianza no han sido la excepción a este fenómeno y han crecido a este mismo ritmo, recurriendo a estas herramientas y fomentando la reflexión desde el mundo virtual.
Tendremos la oportunidad de conocer cómo trabajan estos espacios virtuales, analizar sus contenidos, sus fines y los/as usuario/as a quienes llegan…
Y también aprovecharemos la ocasión para reconocernos: ponernos cuerpo, escuchar las voces y sentir los pensamientos que tantas veces hemos leído a través de la Red…

Queremos crear un encuentro tan ilimitado como el mundo virtual en sí mismo, un espacio donde escuchar todas y cada una de las voces del cambio. ¡La tuya, también!


¡Te esperamos!

Un cordial saludo,

Eva Darias


Programa e inscripciones aquí.

martes, 10 de enero de 2012

¿Qué hacer con un niño que no va a la guardería?

Visitando la tratienda de este blog, me encuentro con alguien que buscaba en google "qué hacer con un niño que no va a la guardería" y apareció por aqui. Me parece interesante la pregunta, aunque la respuesta que yo pueda proporcionar es más bien sencilla: Nada. Si su hijo no va a la guardería ( y es lo más saludable para la salud física y emocional del niño), no haga nada con él. Es decir, no haga nada extraordinario. Si acostumbra a escuchar música y disfruta con ella, hágalo. Si lo que le gusta es cocinar, cocine con él. Cójalo, abrácelo, hable con él, déjele que explore su casa con  libertad (tenga precaución y evite los peligros -enchufes, productos tóxicos, etc.) y acompáñelo en sus descubrimientos sin interferir en exceso. Puede hacer las camas, hablar por teléfono (poco rato), poner la lavadora, leer (menos rato aún), ducharse con él, comer juntos, bailar, contar cuentos, acariciarse, pasar calor o frío juntos, hacer la compra, tumbarse a descansar (a veces), dormir, etc.
Un niño sano y normal no necesita estimulación precoz, no es necesario saber los colores con un año o contar hasta diez ni ningún tipo de proezas cognitivas ni motoras. Un niño sano solo necesita que usted lo tenga en cuenta, lo aprecie sinceramente, y lo respete.
Hable con su hijo y escúchele. Responda a sus preguntas y pregúntele poco (esa manía que tenemos los mayores de examinar a los niños).
Si quiere que su hijo aumente su inteligencia, aumente usted la suya. Si quiere un hijo feliz, sea usted feliz (si no lo es, puede intentarlo por su cuenta o recibir ayuda de un terapeuta). Si quiere que su hijo aprecie la música clásica, disfrútela usted. Su hijo está aprendiendo a vivir y ese es el mayor regalo que va a recibir de usted. Y, sobre todas las cosas, sea honesta/o. Su hijo sabe más de usted que usted mismo, así que no intente engañarle porque no podrá.
Por último, cuando los días se hacen cuesta arriba... respirar ayuda...
No haga nada con él, enséñele a Vivir.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Proteger a mamá

Hace unos pocos días, en la reunión semanal del GrupoMaternal surgió un tema sobre el que llevaba tiempo queriendo escribir. Se trata de la alteración (más normal de lo que se cree) de la relación de los niños con sus padres. Una de las mamás comentó que se sentía mal cuando hacía cosas con sus hija que sabía que su madre (una madre trabajadora que dejó a sus hijos en la guardería) no había hecho con ella. La idea que la atormentaba era que su madre pudiera iniciar un proceso personal de autocrítica que la llevara a sufrir. Es decir, como la hija ahora se comporta en su maternidad de forma diferente a como la madre lo hizo con ella, sentía que con este proceder podría causar dolor a su propia madre. 
Es un buen ejemplo de cómo las criaturas terminan protegiéndonos a los adultos en el deseo  de ser amados. Si tiramos del lazo nos encontraremos con esto:
- Un modelo de niña buena que parte de la madre y es aceptado por la hija en el deseo de ser amada por ésta.
- Una madre no poderosa, o una hija que sabe que su madre es débil y puede sufrir ante cualquier hecho.
- Una fidelidad profunda y férrea de la hija a la madre.
- La sensación de la hija de que tiene más poder que la madre, que puede con situaciones que su madre no puede. 

Estas ideas están presentes en el vínculo entre la madre y la hija y lo terminan desvirtuando por completo. La forma de relacionarse podía haber quedado inconsciente para siempre, si no fuera porque la hija ahora es madre y tiene a su vez un bebé. En un puerperio de crecimiento y búsqueda personal estas son las revelaciones que nos ayudan a crecer. Es imprescindible establecer un nuevo vínculo entre la madre y la hija para que éste relación no afecte al bebé. Pueden darse las siguientes situaciones:

- La hija, ante la culpa que siente por criar a su hija de manera diferente, renuncia a su ideal de crianza y termina repitiendo las mismas acciones que su madre de forma inconsciente. De hecho, puede darse incluso la situación de desapego aún con crianza natural.

- Como la madre necesita que alguien le cuide y su propia madre no está disponible (ya que ella es quien cuida de su madre), el bebé puede terminar rellenando la necesidad de cuidados de su madre), perpetuando una generación más este sistema.

Y es que, las madres y los padres estamos para ayudar, sostener y cuidar a nuestros hijos. Los niños saben, sienten, perciben nuestra debilidad y pueden llegar a cargar con nuestras limitaciones.  En la medida en que sintamos que podemos hacernos cargo de nosotras mismas podremos cuidar de nuestros hijos. No les corresponde a ellos cuidarnos como lo haría nuestra madre. Ahora, nosotras somos la madre.

lunes, 31 de octubre de 2011

Cambiar la educación, cambiar el interior

¿Por qué no puedo dejar de gritar/pegar/enfadarme con mi hijo si sé que no quiero hacerlo?

Hace pocos días reflexionaba sobre por qué nos cuesta tanto a los adultos cambiar. Nos cuesta cambiar aunque sepamos que lo que hacemos no es lo correcto. Incluso después de habernos dado cuenta de nuestros comportamientos innobles o de lo condicionados y poco adecuados que son nuestras respuestas ante nuestros hijos. Creo que nos cuesta tanto cambiar las conductas porque el cambio sólo es posible desde el interior. Solemos proceder de historias familiares perversas, llenas de abandono emocional, miedo, soledad, vulnerabilidad... solemos crecer ocultando nuestro desazón para poder continuar respirando cada día. Quien ha llegado al núcleo de su infancia podrá reconocer el sentimiento de extrema vulnerabilidad, miedo y soledad que arrastra esa pequeña criatura que un día fuimos. Enfrentarse con ese sentimiento, mirarlo de frente, es un acto de valor extremo. Pero es el único que puede salvarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos. 
No cambiamos porque no hemos llegado a revisar nuestra propia infancia hasta el final: no las ideas que de ella tenemos, sino las emociones que no se expresaron. Una cosa es reconocer que era vulnerable y otra muy diferente es permitirte revivir esa vulnerabilidad. Una vez que puedes vivir ese vacío absoluto, el horror, el espanto, los abusos y el sometimiento, entonces, sin teorías, sin grandes libros, sin necesidad de que nadie te dirija o te acepte, eres capaz de caminar sobre tus propios pies, de tender una mano y abrazar a esa criatura noble que fuiste y al digno ser humano que es hoy tu hijo. Mientras tanto, todas las teorías, las crianzas naturales o las pedagogías alternativas no serán sino un sustituto. Lo que nuestros hijos esperan de nosotros es que reconozcamos su dignidad.
Ser digno significa ser merecedor: de amor, atención, cuidados, protección... Y solo recuperando nuestra dignidad podremos devolvérsela a nuestros hijos.

¡Vaya! Y después de escribir esta entrada me encuentro con este vídeo de Claudio Naranjo contando precisamente esto: el cambio en la educación es un cambio interno. Os invito a verlo. Solo son los primeros minutos en los que habla de esto. También es interesante la segunda parte (previa) en la que habla del camino terapéutico que se sigue para la sanación interior: vivir las emociones del niño y perdonar/aceptar. Por si os interesa:

jueves, 22 de septiembre de 2011

Presentación del libro "Una Nueva Maternidad" en Madrid

Mañana, viernes 23 de septiembre, estaremos algunas de las autoras de "Una Nueva Maternidad" presentando el libro en Madrid.
La aportación que más valoro de este libro es que me ha permitido compartir con quince mujeres (incluyo a Eva Darías, editora) uno de los momentos mágicos de mi vida: la primera presentación de un libro. Durante los nueves meses que ha durado la gestación de este libro y, los siguientes hasta ahora, las quince mujeres hemos ido creando una red de afecto, amistad y solidaridad que, si no es igual, desde luego se parece mucho a una Tribu. Nos falta el piel con piel, la taza de té o el abrazo de carne y hueso; pero en todo lo demás, somos un círculo en el que contar, reír, llorar, escuchar, crecer y confiar. Una de las cosas que nos han robado en nuestra infancia es la confianza: confianza en los demás, en la vida, en que somos capaces de hacer, en que podemos decir lo que pensamos... Gracias a este libro porque más allá de haberme permitido cumplir un deseo, me ha hecho confiar aún más en la vida y en las personas que me rodean.

Os invito a asistir a la presentación de Madrid... si estáis por la zona. 

martes, 13 de septiembre de 2011

Claudio Naranjo

Me gusta el psiquiatra Claudio Naranjo. Aprovechando que comienza hoy el curso escolar para muchos de vosotros y vuestros hijos, os dejo algunos textos que le pertenecen y con los que me permito soñar con un mundo futuro mejor en el que los niños y su formación sea una cuestión tan valiosa que hagamos realidad estas reflexiones. 

"Esto inicialmente, ya que el cambio ideal y definitivo habría que requerir, como es lógico, una nueva educación de los educadores: la vida procede de la vida, y la madurez solamente de personas que a su vez han madurado, sobre todo cuando lo que se trata de transmitir es una formación integral y estrictamente humana.»
Cambiar la educación para cambiar el mundo, Ed. Índigo, 2007, pp. 219

«El auto-conocimiento ha sido reconocido desde siempre como una vía de transformación. Le profesamos cierta veneración colectiva al “Conócete a ti mismo” que tanto asociamos con la figura y misión de Sócrates y el oráculo de Delfos; pero en esto somos colectivamente hipócritas, pues en caso contrario el auto-conocimiento tendría un lugar fundamental en nuestra práctica educativa.» 

Cambiar la educación para cambiar el mundo, Ed. Índigo, 2007, pp. 234

«No se trata solamente de llegar a ser tricerebrados armoniosos, sanos y amorosos-y por lo tanto capaces de una paz alegre: se trata de ser seres espirituales- lo que implica que más allá de una educación del cuerpo para el trabajo, del corazón para la vida de relación y de la mente para el conocimiento del universo, deberíamos tener una educación que favorezca la disposición contemplativa de la mente y no sólo sus aspectos intelectuales y psicológicos.»

Cambiar la educación para cambiar el mundo, Ed. Índigo, 2007, pp. 167


« [...] el darse cuenta es la base para la armonía. El factor que armoniza. Darse cuenta permite que los conflictos se solucionen. Cuando no somos concientes, cuando no nos damos cuenta, nuestras diferentes partes luchan y es como personas ciegas golpeándose en la oscuridad. Cuando hay luz, nuestras partes se alinean. Por naturaleza. Así que parte de la educación debería enseñar a las personas a estar presente en el momento. No solamente prestando atención a esto o a lo otro, sino prestando atención a su experiencia del momento. Darse cuenta de lo que está pasando por dentro, en otras palabras, ser capaz de percatarse. Y no convertirse en robots. . [...] ».
Entrevista a Claudio Naranjo, «Gaur egun, hezkuntza leku beldugarria da alaitasunarentzat», revista Hik Hasi, 136, marzo de 2009, San Sebastián, País Vasco.



«Los profesores, los directores escolares, incluso lo burócratas de la educación, necesitarían contar con un apoyo mucho más fuerte para poder tomar la iniciativa de implantar en la escuela la metodología-de la tecnología, podríamos decir-de que hoy disponemos para desarrollar y/o sanear las relaciones afectivas. Si la crisis que padecemos es ante todo una crisis de relaciones, una crisis de relación con la capacidad amorosa del ser humano, no podemos seguir manteniendo esa separación entre lo terapéutico y lo educativo, ni podemos seguir identificando educación con una instrucción a menudo irrelevante.»
Cambiar la educación para cambiar el mundo, Ed. Índigo, 2007, pp. 205






jueves, 18 de agosto de 2011

¿Qué tenemos en la placenta y en la leche materna?

Aún perturbada por las aclaraciones, declaraciones y denuncias de este catedrático (especialista en oncología y radiología) del Hospital Clínico de Granada, os dejo el vídeo de su conferencia. Lo peor es que ya lo sabía/intuía, pero verlo así, con números, porcentajes y terminología técnica es demoledor. Durante mis encuentros suelo conversar con las mujeres y hay una corriente general que asume que toda enfermedad tiene un origen emocional. No seré yo quien niegue las consecuencias que las emociones tienen en el cuerpo físico. Pero, suelo responder, que cuidado. Porque si encima de que se padece un cáncer, al enfermo se le "culpa" de la enfermedad no hacemos ningún favor. Estamos contaminados, mucho. Tanto que no sabemos qué va a pasar en el futuro. Y esto no tiene que ver con un trauma de la infancia o con una emoción no resuelta. No. Tiene que ver con la todopoderosa industria química (y petrolera) y con la absoluta y vergonzosa pasividad de los gobernantes a los que suponemos la voluntad de garantizarnos que los biberones de nuestros hijos son sanos y que en mi placenta no se van a encontrar 160 compuestos químicos. Hemos estado dormidos pensando que las supuestas agencias de seguridad alimentaria funcionan con una cierta eficacia y lo que nos encontramos son intereses económicos, estulticia y nulo sentido común. Por mi parte, seguiré intentando que nos alimentemos mejor a través de agricultura y ganadería ecológica, por cierto, (y esto puede parecer un detalle sin importancia para muchos) la única que puede garantizar que mi hija podrá seguir alimentándose en el futuro porque es sostenible, no contamina el medioambiente y es justa con el trabajador. Y sí, es más cara, pero podemos comprar menos y comprar mejor. Y por si no quieren ver el video, les adelanto: no den a sus hijos de beber agua embotellada en plástico. Todo el agua embotellada contiene estrógenos.

Pasen y vean... y si pueden, por favor, difundan y denuncien! 



jueves, 14 de julio de 2011

Amor, bebés, crianza, salud

Encuentro en el blog hongmihijo este vídeo que os traigo. El vídeo es duro, mucho. Se encoge el corazón y de qué manera. Pero si eres madre o padre o piensas serlo en el futuro, si estás embarazada o sueñas con estarlo... deberías verlo. Quizá te sirva para comprender de qué hablamos cuando hablamos de amor, de cuidados... Un ser humano nunca será un molusco, por más que a los y las políticas de este país les guste pensarlo. Un ser humano bebé necesita a otro ser humano adulto fundido con él. Necesita sentirse amado, necesita sus olores, sus ritmos vitales, las caricias, las inflexiones de su voz... Un ser humano no puede criarse de forma sana y equilibrada en una guardería. Aunque construyan cien mil o un millón de plazas de guarderías de 0 a 3 años, ningún ser humano debería ser separado de su madre (primer adulto de referencia) en las etapas tempranas de vida. Ningún ser humano bebé debería ser privado del amor, el consuelo, los brazos, la leche, el calor, el latido, el aliento de una madre. Si la mamá falta, bienvenidos los sustitutos: padres, abuelos, hermanos, tíos, niñeras... 
*Para los que se llevan las manos a la cabeza porque reivindico el papel de la madre: que una madre dé los primeros años de vida de un bebé más tiempo, no significa que el padre no pueda compartir ni criar, ni que su papel no sea importante y valioso; significa que la naturaleza ha dotado a la especie de una forma de supervivencia en la que la mejor alimentación del bebé es el pecho de la madre (siempre a demanda) y que esto implica que ambos han de permanecer mucho tiempo unidos. 
*Para los que reclaman el derecho de la madre a trabajar y alegan que las cargas familiares hay que compartirlas (las políticas y los políticos progresistas y progresistos y los de derechas y derechos): Una carga es un manera grosera y despectiva de nombrar el proyecto de creación de una familia. Los que creen que ser limpiadora, camarera o cajera de una gran superficie (cobrando menos que un hombre y con menos proyección laboral) es un derecho, apuesto a que cobran cinco veces más de lo que lo harían ocupando estos puestos de trabajo. Es la manera que tiene el poder de nombrar y hacer que asumamos con un lenguaje propio que trabajar es un derecho y tener familia una carga.
El vídeo es extremo, ya que se trata de bebés abandonados, viviendo en instituciones sin un vínculo emocional con ningún adulto. Pero un bebé que pasa ocho o nueve horas en una institución (como una guardería) y que es recogido por una niñera que le da la merienda y cuyo contacto con los padres se limita a unas pocas horas al día también tiene secuelas emocionales. Si vas a ser madre y te han hecho creer que no las tiene... mira estos vídeos y después actúa.




Un poco más de claridad. Lo mismo en positivo.





"Para que un ser humano sea independiente, ha debido ser un bebé dependiente". 





Y un poco más... entrevista a Jay Belsky. Si vas a ser madre o padre (o ya lo eres) no está de más que veas estos vídeos. Como verás, no, no somos moluscos.

martes, 5 de julio de 2011

Aprender a leer

A veces reconozco que se me enciende la sangre. Miro a mi alrededor y pienso que vivo en un mundo absurdo, casi irreal. Nuestra sociedad postmoderna y a punto de caducar ha elevado a conocimiento lo complementario. Lo siento por los miles de estudiantes de educación y pedagogía que abarrotan las aulas, muchos con la sana intención de mejorar la educación, de ayudar a niños en su proceso, de apoyar el crecimiento y la capacidad intelectual de sus alumnos. Lo siento sinceramente porque creo que están siendo engañados, estafados en un sistema que no solo no da las soluciones, sino que provoca los problemas. Ahora, los niños que no van bien en el colegio, se ven sometidos a entrevistas con psicólogos en despachos de colegios, a clases especiales con profesores de apoyo y, a veces, incluso al consumo de drogas para sentarlos y domesticarlos.

En general no creo en los profesores (y lo he sido, que conste). No creo que un profesor tenga la capacidad de enseñar. Como mucho puede tener la capacidad de transmitir algunos conocimientos, pero es el estudiante quien aprende. Y esto, por mucho que nos empeñemos siempre ha sido así. Es así porque ninguno de los adultos que hoy leen esto serían capaces de resolver un examen de matemáticas o de geografía quince años después de haberlo "aprendido" en el colegio. Y es que no lo aprendimos realmente. Tan solo memorizamos fórmulas, procedimientos o datos que repetimos después para hacer un examen, para pasados varios días o años ser incapaces de aplicar o recordar gran parte de los aprendido. Como mucho un profesor puede encender la llama de la curiosidad en los alumnos y, guiado por el afán de conocimiento que el ser humano ha demostrado en toda la historia de la Humanidad, el alumno puede formular sus propias preguntas y respuestas. Pero muy lejos están éstas de ser admitidas por el sistema educativo actual.

Así que no creo que realmente se aprenda mucho en el colegio. Yo, al menos, no aprendí mucho. Ni siquiera en la Universidad aprendí demasiado. Puedo recordar algunas cuestiones relacionadas con la Filosofía del Derecho que me apasionaron entonces y que, a pesar de la buena nota, recuerdo en una nebulosa. Puedo recordar mis propias respuestas, pero sería incapaz de hablar más de cinco minutos sobre la obra de Norberto Bobbio o sobre El contrato social de Rousseau. Así que puedo decir que no aprendí demasiado. Y no aprendí, no porque hubiera algo malo en mi. No. No aprendí demasiado en los veinte años de estudios académicos (desde primaria a la licenciatura) porque el sistema no está diseñado ni creado para educar.

Reconozco haber disfrutado más con la lectura libremente elegida de El banquete de Platón en mi casa en el año de COU, que con todas las lecturas parciales y obligadas que tuvimos que hacer para aprobar la asignatura de Filosofía en selectividad. Reconozco haber disfrutado más con la elección de El siglo de las Luces de Alejo Carpentier en 3º de BUP que con la lectura obligada de El Beatus Ille de Antonio Muñoz Molina -cuyo libro ni siquiera comencé y a quien no he vuelto a leer por pura rebeldía-. Siempre me ha parecido que desde las instituciones educativas se vanalizaba la literatura hasta extremos insoportables. Un libro no es solo un libro, cualquier buen lector lo sabe. Un libro es el encuentro de dos mundos, dos almas, en un espacio y tiempos concretos.

Los programas de animación a la lectura en la que los alumnos deben leer un autor en un tiempo determinado son un auténtico atropello a la razón y a la libertad personal porque la elección de un libro es un acto sagrado de dominio personal y libertad subjetiva. Y, si además, van acompañados de comentarios de texto en los que has de contestar lo que otros quieren que contestes (nunca he encontrado un profesor tan libre que te permitiera hacer un comentario de texto personal y creativo), entonces, el placer intelectual y la capacidad creativa son directamente aplastados. Para mi, que la lectura ha sido mi refugio personal y la balsa en la que sostenerme en los momentos de zozobra interior y exterior, las lecturas obligadas han sido una tortura de la que he conseguido zafarme siempre, porque, y esto es lo bueno, he aprobado sin haber leído los libros que se suponía tenía que leerme. Incluso en selectividad. Siempre supe qué querían los otros - los profesores- que contara del libro y podía explicarlo, aún sin haberlo leído. Lo que viene a confirmarme una vez más la escasa utilidad de los sistemas tradicionales de enseñanza. Pero claro, yo tuve la suerte de haber comenzado a leer en casa a los cuatro años, lo que me permitió la libre elección de mis lecturas hasta al menos los siete y ocho años. Lo que me hizo ser una lectora libre.

Mi hija, que actualmente tiene seis años, comenzó a leer hace algo más de un año. Su elección primera fue la colección completa de Asterix y Obelix que su padre le regaló pensando que miraría los dibujos. Pero no. El regalo fue el aliciente que encendió la llama de la curiosidad y desde hace un año lee y relee las aventuras de los galos (hasta tal punto que este verano pisaremos las Galias en honor a sus personajes preferidos). A priori nunca creí que una niña de cinco años pudiera soltarse en la lectura de la mano de Asterix y Obelix, cuyos nombres y latinajos son tan difíciles de pronunciar y cuyo sentido del humor destila una fina ironía. Sin embargo, así ha sido.


Que conste que cada verano le compro los libros resúmenes del curso que se supone debía haber realizado. En los primeros años de primaria, la lectura tiene una posición predominante. Y así los libros vienen con unas narraciones y cuentos que, he de reconocer, jamás la han interesado. Hace dos veranos, las aventuras de dos marcianos (Tana y Tano) fueron para ella aburridas. Este año, dos hermanos encuentran un barco pirata en la playa mientras están de veraneo con sus abuelos y... a mitad de la narración, ha cerrado el libro y perdido cualquier interés por esos relatos políticamente correctos con lenguaje sencillo y faltos de emoción. Me imagino a un buen intencionado pedagogo escribiendo en lenguaje no sexista una narración irreprochable en la que trabajar los verbos pretéritos. ¡Qué lejos de la verdadera literatura! Es imposible, más bien un milagro, que un alumno correctamente asimilado por el sistema educativo actual ame la verdadera literatura, si quiera que la distinga de los almibarados textos que acompañan los libros académicos. Y estos niños, serán jóvenes que leerán (con suerte) los best seller del año sin comprender que aquello no es ni será literatura. Que la distancia que media entre un libro comercial y la Literatura en mayúsculas es la misma que existe entre una hamburguesa de MacDonald y una caldereta de marisco; la misma que separa el íntimo abrazo del enamorado del rápido sexo anónimo.


Miro a mi alrededor y me pregunto por qué estamos cómo estamos. Por qué nos cuesta tanto tomar decisiones honestas en nuestra vida, por qué naufragamos en un mar de dudas, por qué no conocemos el valor de lo importante; cómo es que no diferenciamos lo accesorio de lo relevante, lo sagrado de lo fútil. Cómo es que no sabemos ofrecernos a los demás y valorar la voz que somos, la melodía única que necesita la armonía total. Y viene a mi mente que somos aún como esos adolescentes que sabían qué respuestas debían dar si querían aprobar el examen, aunque la respuesta no tuviera nada que ver ellos... el problema es que confundimos nuestra voz con la de los otros.

lunes, 4 de julio de 2011

Presentación del libro Una Nueva Maternidad

Sobran las palabras. Fue uno de los momentos memorables de mi vida. El pasado 17 de junio, Una Nueva Maternidad era presentado en Barcelona. Encontrarme con la carne y la voz de las hermanas con las que había conspirado (respirar con) para parir este libro, presentar el libro en la Casa del Libro y disfrutar (a pesar de la afonía) del poder de la comunicación fue maravilloso. Gracias a las personas que acudieron (muchas lectoras de los blogs, amigas a distancia, colaboradoras de estudiosobre elutero...) en una calurosa tarde de junio. Gracias a la fotógrafa Mireia por sus fotografías. Gracias a La Casa del Libro y a Eva Darías de Ob Stare. Gracias porque entre todos, cumplí uno de mis sueños...


Presentación "Una Nueva Maternidad" - Barcelona 17/6/11 from Enric on Vimeo.

miércoles, 15 de junio de 2011

EL poder ejerciendo el poder

Cuesta admitir que una institución pública (en la que creemos se tutelan los derechos de los menores) ocurran algunas situaciones ilógicas, malvadas o, sencillamente, injustas. Cuando comento el caso de Habiba, siempre hay quien piensa que debe de haber algo más, que no sólo le han quitado a su hija por negarse a destetarla o no cumplir las normas de este centro (en todo caso, esto último sería causa de expulsión de la madre y la hija del centro, pero no de la retirada de la niña a la madre).  Y a mi siempre me viene a la cabeza el experimento que el profesor Phil Zimbardo llevó a cabo en la Universidad de Stanford un verano de 1971. En el experimento, simularon las condiciones carcelarias en dos grupos de muchachos seleccionados aleatoriamente como guardas o prisioneros. La duración del experimento iba a ser de 15 días y debió finalizar a los 6 porque, sencillamente, se fue de las manos. Lo que se fue de las manos, fue la iniquidad y maldad con la que se comportaron un tercio de los guardas. Quiero aclarar que todos eran estudiantes universitarios sin problemas mentales o legales previos y que la clasificación como guardas o prisioneros se hizo lanzando una moneda al aire. 
Una de las conclusiones a la que llega el estudio es que en un sistema donde es posible que se produzcan situaciones de abuso de poder, se van a dar situaciones de abuso de poder. Un sistema, donde unos ostentan todo el poder y otros son privados de capacidad de decisión, es el ambiente perfecto para que los abusos de poder, el sadismo y la maldad indiscriminada hagan su aparición. Y ¿qué pasa con los prisioneros mientras los guardas se embrutecen peligrosamente? Que obedecen, tienen crisis de pánico, muestran enfermedades psicofísicas, pierden la identidad, se desesperan... En el estudio, el propio autor se pregunta por qué no pararon este proceso por ellos mismos (tenían la oportunidad de abandonar el proyecto en cualquier momento) y continuaron soportando las humillaciones - incluso sexuales- y las torturas de sus captures. 
"¿Por qué obedecieron? Porque se sentían impotentes para resistir. Su sentido de la realidad había dado un vuelco y ya no percibían el encarcelamiento como un experimento. En la cárcel psicológica que habíamos creado, sólo el personal de prisiones tenía poder para conceder la libertad condicional."
Y en otro apartado comenta:
"Había tres tipos de guardas. En primer lugar, estaban los guardas duros pero justos, que seguían las normas de la cárcel. En segundo lugar, estaban los "buenos tíos", que hacían pequeños favores a los reclusos y nunca los castigaban. Y por último, casi una tercera parte de los guardas eran hostiles, arbitrarios e imaginativos en sus formas de humillar a los reclusos. Estos guardas, aparentemente, disfrutaban completamente del poder que ejercían, a pesar de que ninguno de nuestros tests de personalidad previos había podido predecir este comportamiento. La única conexión entre personalidad y comportamiento en la cárcel, fue el descubrimiento de que los reclusos con un alto grado de autoritarismo aguantaron más tiempo que otros reclusos el autoritario entorno de nuestra cárcel."
Consecuencia:
"Al final del estudio, los reclusos quedaron desintegrados, como grupo y como individuos. Ya no existía una unidad de grupo; solo un puñado de individuos aislados resistiendo, casi como prisioneros de guerra o pacientes de un hospital psiquiátrico. Los guardas lograron el control total de la prisión e impusieron la obediencia ciega de todo recluso."
Conclusión:
"Habíamos creado una situación abrumadoramente poderosa, a la que los reclusos se iban abandonando, comportándose de manera patológica, y en la que algunos de los guardas se comportaban sádicamente. Incluso los guardas "buenos" se sentían impotentes para intervenir y ninguno de los guardas dimitió mientras el estudio se llevaba a cabo. En realidad, hay que destacar que ningún guarda llegó nunca tarde a su turno, ni se ausentó por enfermedad, salió antes de hora, o exigió una paga extra por trabajar más horas."

Y, ahora, sabiendo que la retirada de un menor a su familia se realiza por expediente administrativo (solamente con los informes técnicos de unos cuantos profesionales); que las situaciones de convivencia en un centro de acogida deben de ser complicadas (historias personales, falta de espacio propio, diferentes costumbres y culturas, estres...) y que, en algunos puntos, se deben de asemejar bastante a una prisión sin control... ¿creéis que era necesario una razón de peso, más que la autoridad ejerciendo su poder en un espacio propicio para hacerlo, para arrebatar una niña a su madre? Creo, y espero equivocarme, que un prisionero en una cárcel reglamentada tiene más derechos y un marco de referencia menos arbitrario que el que tienen las mujeres y los menores que utilizan los recursos sociales. Por cierto, nótese que la retirada del menor a la madre se hace por procedimiento administrativo; y que son los padres quienes han de comenzar un proceso judicial para obtener la devolución. El acto administrativo es prácticamente inmediato mientras que el judicial conlleva un periodo de tiempo dilatado propio del sistema judicial. Mientras tanto, el dolor y el daño a las familias ya se ha hecho. Aunque se reintegrara hoy a Alma a su madre, incluso al día siguiente de la separación, quedarán secuelas que sanar.
Os dejo la respuesta que tres médicos han dado al informe en el que se justifica la separación de la niña de la madre. La motivación de la separación no tiene desperdicio.


ATENCIÓN: Nos ha llegado un informe que queremos reproducir. Este informe, firmado por prestigiosos médicos de tres hospitales diferentes, echa por tierra cada una de las críticas que se han hecho a Habiba respecto a la forma de alimentar y criar a su bebé y que fueron las que se usaron como causas de separación entre madre e hija. 
Os pedimos que copiéis y peguéis este informe y lo enviéis a la consejería de familia, a la consejería de sanidad y al defensor del pueblo, exigiendo la reunión urgente de madre e hija por la salud de la niña. 
reclamaciones@salud.madrid.org
sanidadinforma@salud.madrid.org 
oficina.atencion.ciudadano@madrid.org

Informe sobre la conducta maternal de Habiba con su hija Alma

Revisada la documentación de la retirada de custodia de Alma y centrándonos en el informe inicial sobre su madre, Habiba, concretamente en el apartado “con su hija”, 

Que encabeza afirmando que “a Habiba le cuesta responder adecuadamente a las necesidades de Alma y no es consciente de lo inadecuado de determinadas conductas de riesgo y negligencia” y que en el párrafo siguiente dice “las pautas de alimentación, higiene y sueño (de Alma) no son adecuadas” y justifica las afirmaciones anteriores con los siguientes argumentos, que comentaré uno a uno:

“Los horarios y el tipo de alimentación son caóticos” y “utiliza la lactancia materna como chupete y juguete, ofreciéndole el pecho en el momento en que la niña llora y dejando que ella lo coja cuando quiera, sin importarle el momento y el contexto en el que esto sucede (despachos, pasillos)”.
La OMS y la UNICEF, la Academia Americana de Pediatría, los expertos de la Unión Europea y el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría recomiendan la lactancia materna a demanda y exclusiva durante los primeros 6 meses y, complementada con otros alimentos, hasta los 2 años o más. Porque la leche materna es el alimento más completo y el que más nutrientes, defensas y bacterias probióticas aporta durante esos primeros dos o más años. A demanda significa cuando la niña quiera y durante el rato que la niña desee. Pero, además, cuando una madre ofrece el pecho a su hija no sólo lo hace para alimentarla, sino para calmarla, para darle refugio, como alivio del dolor, como consuelo, etc. La actitud de Habiba respecto a su hija, sin ella saberlo, sigue las recomendaciones actuales respecto a su alimentación.

“Le ofrece los purés que preparan en la residencia, pero también otros alimentos sólidos inadecuados para su edad (de los que está comiendo ella). Durante los fines de semana, como tiene que encargarse ella de hacerle la papilla de frutas, la mayor parte de veces no se la da (le da el pecho)”
Las recomendaciones de la OMS y la UNICEF y del Comité de Expertos de la Unión Europea respecto a la alimentación complementaria dejan muy claro, insisto, que el alimento más completo para una niña de 18 meses, como Alma, es la leche materna. Si un bebé rechaza la fruta y toma el pecho en su lugar, recibe muchas más calorías, minerales, defensas y vitaminas. El objetivo de la alimentación complementaria es que el bebé se acostumbre a comer lo que sus padres comen. Por eso muchos padres, a partir del primer año, sientan a sus hijos/as a la mesa ofreciéndoles una oportunidad magnífica para que se familiaricen con la comida del adulto. De nuevo la actitud de Habiba es perfectamente adecuada y sigue las recomendaciones actuales.

“Se intentó que regularizara la lactancia y limitara los momentos de alimentación, como no parecía posible se planteó la posibilidad de que dejara de darle el pecho…”. “…continuó dándole el pecho. Se le dieron chupetes, pero tampoco los utilizó”
Hasta hora el informe se limitaba a describir, bajo un prisma totalmente equivocado e ignorando de las recomendaciones internacionales, la lactancia materna de Habiba y Alma. A partir de aquí, se deciden a intervenir. Nada de dar el pecho a demanda y si Alma quiere consolarse, que lo haga con el chupete. Es el primer error grave y, desgraciadamente, no el único. Por suerte, Habiba siguió su instinto, siguió amamantando a Alma y continuó haciendo lo mejor.

“No tiene unas pautas de sueño adecuadas. Desde el primer momento no quiso que la niña durmiera en la cuna y la acuesta con ella en la cama. Utiliza la cuna para dejar cosas y juguetes y en contadas ocasiones para dejar a la niña…”
En la actualidad, la mitad de los niños del mundo duerme cada noche con sus padres. No solo no se ha demostrado que pueda ser perjudicial para los bebés, sino que se ha visto que el sueño de la madre y de su hijo se sincroniza cuando duermen juntos, lo que le permite reaccionar rápidamente ante cualquier eventualidad o ante cualquier necesidad de su hijo/a. El niño se siente mucho más seguro y protegido en contacto con el cuerpo de su madre y puede acceder al pecho con facilidad sin que la madre apenas se despierte. Está descrito que el colecho (dormir en la misma cama que sus padres) favorece la lactancia materna a demanda. Los niños que duermen cada noche con sus padres lo hacen hasta que están preparados para dormir solos, cosa que ocurre a partir de los dos años.

“Habiba se muestra muy cariñosa con Alma, utiliza el contacto físico y la expresión verbal como vías de comunicación. La niña busca constantemente la referencia visual de su madre y se ha observado un cierto miedo ansioso a la separación.”
A pesar de que en este párrafo del informe se alaba la actitud cariñosa de Habiba, acaban insinuando que tiene consecuencias negativas. Otro gran error ocasionado por la ignorancia. Ya hace mucho que J. Bowlby describió los distintos tipos de relación de apego entre los bebés y sus cuidadores. Los bebés que han tenido la suerte de estar al cuidado de una madre solícita, dispuesta a calmar su hambre, su sed, su inquietud, sus temores con prontitud, aprenden a regularse a través de las respuestas de su madre y desarrollan lo que se llama una relación de apego seguro con ella. Los adultos que han disfrutado de una relación de apego seguro con su madre son más cálidos en el trato, porque su madre ha sido cálida con ellos; más estables emocionalmente, porque su madre les ha conferido estabilidad emocional; tienen relaciones íntimas más satisfactorias, porque la relación íntima más importante, la primera, la que han tenido con su madre, ha sido muy satisfactoria; son más positivas; más integradas; tienen perspectivas más coherentes de sí mismas; y, en contra de lo que comúnmente se cree, son más independientes. Los bebés que tienen una relación de apego seguro con su madre organizan su comportamiento alrededor de ella y, cuando su madre falta, manifiestan miedo (mientras están en la etapa de dependencia de su madre). Más adelante, serán más autónomos y, finalmente, más independientes. 
Lo que Alma manifiesta en ausencia de su madre nos está confirmando que está desarrollando una relación de apego seguro con Habiba y es consecuencia de su trato tan amoroso y cercano, de llevarla en brazos continuamente, de dormir con ella y de amamantarla a demanda.

CONCLUIMOS QUE:

Los argumentos esgrimidos en el informe al que hemos tenido acceso no solo no justifican que la relación maternal de Habiba con su hija pueda ser perjudicial para Alma, sino que demuestran que Alma estaba perfectamente alimentada, cuidada y querida.
La decisión de separar a Alma de Habiba es dañina para ambas. Para Alma, porque se le somete a un estrés excesivo, el estrés de la separación, para la que todavía no está preparada, y se le priva del mejor alimento y de los mejores cuidados que puede recibir, cortando bruscamente una relación de apego seguro con su madre. 
El estrés tiene consecuencias físicas (mayor riesgo de infecciones, pérdida de peso) y psicológicas.
Cuanto más dure la separación, mayor será el daño infringido a Alma.
Se debería revocar dicha decisión cuanto antes para minimizar los daños causados. Rectificar es de sabios.

Tarragona, a 13 de junio de 2011

Adolfo Gómez Papí
Médico adjunto. Servicio de Pediatría
Hospital Universitario de Tarragona “Joan XXIII”
Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría

Sevilla, a 13 de junio de 2011

Josefa Aguayo Maldonado
Jefa de Sección de Neonatología
Hospital Virgen del Rocío. Sevilla
Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría

Madrid, a 13 de junio de 2011

M Carmen Pallás Alonso
Jefe de Servicio de Neonatología
Hospital 12 de Octubre. Madrid
Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría