La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
Tus aportaciones son bienvenidas, así que, si lo deseas, comparte-te, fluye y disfruta.
¡Bienvenida!

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sábado, 4 de junio de 2011

Separan a una madre de su bebé por dar el pecho

Voy a confesar que he tenido que leer dos veces este texto para comprender. Hasta que no he comprendido qué estaba pasando creía que la decisión de separar a la bebé y su madre tenía otros motivos que se obvian en el texto. No es posible, me decía, que una decisión tan arbitraria y una opinión tan mal fundada sobre lactancia materna, sean suficientes para separar a una madre de su hija de quince meses. Lamentablemente, después, he tenido que reconocer que las cosas son así en este país. En este país si eres joven, tu voz no tiene tanto derecho a manifestarse; si eres mujer,  siempre habrá alguien dispuesto a asumir una actitud paternalista contigo; si eres inmigrante, entonces sabemos que tu no sabes nada de nuestra sociedad, de ti misma ni de la vida. 
Si eres mujer, joven e inmigrante, entonces cualquier meapilas con carrera universitaria y seis meses de prácticas puede decidir qué es lo que hay que hacer con tu vida y con la de tu hija. Saltándose a la torera los derechos fundamentales del niño y la madre, cualquier mujer frígida u hombre castrador puede decidir que una madre y una hija terminen la lactancia en nombre de una pseudo- psicología que producirá, ineludiblemente, más mujeres frígidas y hombres castradores. Si aún no sabes lo que pasa, lee abajo y Reacciona, por favor, cambiemos el mundo por el principio!

(Texto de Ibone Olza en la página de Facebook Que el IMMF permita que Habiba amamante a su niña YA )

Habiba es una joven madre de una niña de quince meses, a la que sigue amamantando. De origen marroquí y con unas circunstancias socioeconómicas adversas, hace cuatro meses aceptó vivir en una residencia para madres jóvenes de la Comunidad de Madrid, junto con su hija, con la esperanza de que así sería todo más sencillo. 

Hace cuatro días y medio el Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF) decidió separar a la niña de la madre por no cumplir con los objetivos de una programa de psicoterapia y “habilidades maternales” que implica abandonar la lactancia materna a demanda y prolongada por considerarla “caótica” y “perjudicial para los niños y niñas”. Con estas consideraciones, todas carentes de base científica y legal, se obliga a las madres lactantes a tomar una medicación para que se le vaya retirando la leche. 

Según la Asociación Española de Pediatría, la lactancia materna debe ser a demanda y puede prolongarse tanto como madre e hijo deseen. No se ha seguido procedimiento legal alguno para separar a esta madre de su hija, ni se ha permitido a la madre despedirse ni se le ha dicho a donde iría la niña, produciendo a ambas una grave indefensión. Habiba está con los pechos congestionados de leche, al borde de la mastitis, y con el corazón partido de dolor sin apenas dormir ni comer, angustiada por no poder estar junto a su hija. Esta madre ha sido valorada por una psicóloga y una psiquiatra y no presenta ningún indicio de enfermedad mental ni consumo de drogas ni nada que justificara ser víctima de semejante agresión.

A Habiba se le echó del centro a la calle en el mismo momento en el que se llevaron a su hija, diciéndole que ella ya no tenía plaza en ese lugar pues es un recurso para madres e hijos y ella ya no tiene hija. Una Fundación de ayuda humanitaria ha decidido amparar a esta madre dotándole de alojamiento y manutención, así como de apoyo jurídico.

Estamos profundamente consternados por el dolor de Habiba y nos duele imaginar en qué circunstancias estará la niña de 15 meses, separada de su madre, sometida a un destete abrupto, sin que probablemente nadie le haya explicado nada.

Consideramos el caso de Habiba y su hija como una gravísima violación de los Derechos Humanos y de los Derechos del Niño. El daño ya está hecho, pero si madre e hija se reúnen inmediatamente podrá ser reparado. Por todo ello os pedimos que escribáis urgentemente a la oficina del Defensor del Pueblo solicitando su rápida intervención y hagáis llegar vuestra protesta a la gerencia del Instituto Madrileño del Menor y la Familia, pidiéndole la inmediata entrega de la niña a su madre.

Podéis dirigir vuestras cartas:

• A la oficina del Defensor del Pueblo
www.defensordelpueblo.es
fax: 913081158

• Dª Paloma Martín Martín.
Gerente
Instituto Madrileño del Menor y la Familia.
Calle Gran Via 14
28013 MADRID
immf@madrid.org

• Fundación Raíces: fundacionraices@telefonica.net




miércoles, 25 de mayo de 2011

Esta R-Evolución se llama matriarcado.

Muchos aún no lo saben, pero lo que están haciendo estos jóvenes y no tan jóvenes tiene un nombre.  La mayoría de las personas congregadas en las Acampadas hablan de neocapitalismo salvaje y de democracia real, de sometimiento y de libertad, de esclavitud y de derechos. Y sueñan con construir un mundo en el que los políticos no puedan ser impunes (como una nueva casta elegida) por su incompetencia y corrupciones. Hablan de un mundo en el que los ciudadanos sean oídos, no sólo en la gestión de la administración pública, sino en la creación de un mundo a medida del ser humano. La mayoría de las personas de las acampadas creen, están firmementes convencidas de que es posible vivir en otro mundo. A veces se oyen arengas contra el capitalismo devorador, contra la banca y el sistema financiero; a veces, el punto de mira se pone en los grandes medios de comunicación o en los intelectuales, dormidos y satisfechos con el estado de las cosas, cómplices de la debacle financiera y social. Hartos de un sistema injusto en el que los poderosos crecen en poder y los desheredados crecen en número, los jóvenes, y no tan jóvenes, inventan un nuevo sistema.
A lo que apuntan no es tanto al capitalismo, sino al patriarcado y, aún sin saberlo, comienzan a guiarse con los valores del matriarcado que conoció la humanidad antes de la agricultura y la ganadería; antes de la escritura y de las castas. El patriarcado, que conocemos desde hace 5.000 años, supuso una revolución sin precedentes en la manera de relacionarnos los unos con los otros y con la propia naturaleza. Ahora la cuerda, tensa demasiado tiempo, se ha roto y ha dejado  al descubierto una sociedad globalizada en la que el patriarcado es el Dios. El patriarcado no es machismo. El machismo es un subproducto de los efectos del patriarcado. Como tampoco es una cuestión del gobierno de los hombres. El patriarcado es compartido por hombres y mujeres. Básicamente implica como criterio básico de existencia: jerarquía y competitividad. La jerarquía se traduce en una sociedad en la que el hombre tiene prevalencia sobre la mujer, los adultos sobre los niños, los niños mayores sobre los más pequeños. A poco que mires a tu alrededor podrás observar este fenómeno. Niños mayores abusando de pequeños, adultos ocupados en sus intereses desplazando constantemente las necesidades de los hijos o alumnos, abusos, maltratos, abandonos… y el machismo, consecuencia directa del patriarcado. El machismo es la consecuencia de una sociedad jerarquizada en la que existen cabezas de familia, en la que Dios se convirtió en hombre arrebatando la corona celestial a la Gran Madre paleolítica, en la que la fuerza primó sobre los cuidados.
El matriarcado no responde a la idea de una sociedad gobernada por mujeres, en la que ellas detentan el poder mientras ellos son silenciados sumisamente. El  matriarcado responde a una forma de convivencia pacífica e igualitaria en la que la colaboración y el apoyo mutuo eran la forma normal de vivir. Cuando Colón llegó a América se sorprendió de la generosidad (casi infantil, les parecía) de la que hacían gala los pueblos nativos de América. No sólo eran generosos sino que esperaban la generosidad de sus visitantes. No había otra forma de relacionarse. Colaboración y apoyo del matriarcado frente a la competitividad que vendría después y alteraría, hasta ahora, la sociedad. El siguiente pilar del matriarcado era la igualdad. Es decir, hombres y mujeres, niños y ancianos tenían la misma importancia social, la misma relevancia y las decisiones se tomaban al cincuenta por ciento, es decir, asambleariamente, entre los hombres y mujeres del pueblo.
Si has pasado por las plazas de acampadas de España, habrás podido comprobar que la tónica dominante es, frente a la jerarquía (que tanto piden algunas voces críticas desde fuera: orden, estructura), la igualdad (traducida en asambleas y en un movimiento sin jefes ni cabecillas); frente a la competitividad, la colaboración mutua, el apoyo y la generosidad de las personas que desean ayudar, crear y vivir un mundo diferente.  Así que lo que estamos haciendo en las plazas de España, no es acabar con el sistema, es construir el nuevo matriarcado. Un orden social nuevo, creado desde la razón y el corazón, que suma, no separa; que iguala, no jerarquiza; que anuncia el final de los viejos tiempos y el comienzo de los nuevos. Tiempos de luz y creación, de amor y compromiso, de solidaridad y hermandad.
Los hay que no están invitados aún a la fiesta, que no pueden comprender cómo es sostenible un movimiento sin líderes ni portavoces. Los hay que morirán sin vivir la utopía de los nuevos tiempos, porque sencillamente no han llegado a establecer la conciencia necesaria para hacerlo. Decía hace poco el siempre lúcido José Luis San Pedro que la humanidad había cambiado los valores por intereses y que así era imposible seguir viviendo.  Los habrá que vivan hasta el final de sus días guiados por sus ambiciones e intereses, inmersos en jerarquías y competitividad y, aún sin saberlo, seguirán haciéndole el juego al neocapitalismo, que los necesita desesperadamente.
Pero también estamos los otros, los que hemos dado la espalda al patriarcado y vivimos en la cultura de la igualdad y la colaboración, los que construimos espacios de diálogos y de creación colectiva, los que soñamos que un mundo mejor no solo es posible, sino que Es.
¡Bienvenidos al matriarcado!