
Un espacio para la contemplación de la infancia desde el goce y la alegría. La certeza de que la Vida junto a nuestros hijos nos devuelve a lo sencillo e importante.
La maternidad tranquila
¡Bienvenida!
viernes, 20 de julio de 2012
Crianza consciente

jueves, 14 de julio de 2011
Amor, bebés, crianza, salud
Un poco más de claridad. Lo mismo en positivo.
"Para que un ser humano sea independiente, ha debido ser un bebé dependiente".
Y un poco más... entrevista a Jay Belsky. Si vas a ser madre o padre (o ya lo eres) no está de más que veas estos vídeos. Como verás, no, no somos moluscos.
lunes, 4 de julio de 2011
Presentación del libro Una Nueva Maternidad
Presentación "Una Nueva Maternidad" - Barcelona 17/6/11 from Enric on Vimeo.
viernes, 1 de julio de 2011
Trabajo y maternidad
sábado, 4 de junio de 2011
Separan a una madre de su bebé por dar el pecho
Hace cuatro días y medio el Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF) decidió separar a la niña de la madre por no cumplir con los objetivos de una programa de psicoterapia y “habilidades maternales” que implica abandonar la lactancia materna a demanda y prolongada por considerarla “caótica” y “perjudicial para los niños y niñas”. Con estas consideraciones, todas carentes de base científica y legal, se obliga a las madres lactantes a tomar una medicación para que se le vaya retirando la leche.
Según la Asociación Española de Pediatría, la lactancia materna debe ser a demanda y puede prolongarse tanto como madre e hijo deseen. No se ha seguido procedimiento legal alguno para separar a esta madre de su hija, ni se ha permitido a la madre despedirse ni se le ha dicho a donde iría la niña, produciendo a ambas una grave indefensión. Habiba está con los pechos congestionados de leche, al borde de la mastitis, y con el corazón partido de dolor sin apenas dormir ni comer, angustiada por no poder estar junto a su hija. Esta madre ha sido valorada por una psicóloga y una psiquiatra y no presenta ningún indicio de enfermedad mental ni consumo de drogas ni nada que justificara ser víctima de semejante agresión.
A Habiba se le echó del centro a la calle en el mismo momento en el que se llevaron a su hija, diciéndole que ella ya no tenía plaza en ese lugar pues es un recurso para madres e hijos y ella ya no tiene hija. Una Fundación de ayuda humanitaria ha decidido amparar a esta madre dotándole de alojamiento y manutención, así como de apoyo jurídico.
Estamos profundamente consternados por el dolor de Habiba y nos duele imaginar en qué circunstancias estará la niña de 15 meses, separada de su madre, sometida a un destete abrupto, sin que probablemente nadie le haya explicado nada.
Consideramos el caso de Habiba y su hija como una gravísima violación de los Derechos Humanos y de los Derechos del Niño. El daño ya está hecho, pero si madre e hija se reúnen inmediatamente podrá ser reparado. Por todo ello os pedimos que escribáis urgentemente a la oficina del Defensor del Pueblo solicitando su rápida intervención y hagáis llegar vuestra protesta a la gerencia del Instituto Madrileño del Menor y la Familia, pidiéndole la inmediata entrega de la niña a su madre.
Podéis dirigir vuestras cartas:
• A la oficina del Defensor del Pueblo
www.defensordelpueblo.es
fax: 913081158
• Dª Paloma Martín Martín.
Gerente
Instituto Madrileño del Menor y la Familia.
Calle Gran Via 14
28013 MADRID
immf@madrid.org
• Fundación Raíces: fundacionraices@telefonica.net
jueves, 14 de abril de 2011
De pareja a trío
domingo, 28 de noviembre de 2010
Por un parto respetado

sábado, 20 de noviembre de 2010
Sexo y educación
miércoles, 28 de julio de 2010
Yo me pregunto, por Mónica de Felipe

No sé a vosotras, pero a mi me escama un poco este asunto.
¿Cuál es la causa de tanto infortunio? ¿Por qué las mujeres no podemos, sencillamente, devenir madres? ¿Por qué no podemos dibujar una sonrisa de amor incondicional en el rostro y lanzarnos a criar a nuestros hijos en paz y armonía interior? ¿Tiene el puerperio que ser como es, un laberinto de luces y sombras, o puede ser diferente, un espacio de amor, equilibrio interior y confianza? ¿Cómo es posible que la naturaleza haya concebido la crianza como una tortura en la que los andamiajes de nuestra psique se desmoronan mientras hace agua la relación personal más importante que habíamos tenido en nuestra vida?
No hace mucho, una mamá (de profesión terapeuta) me decía con un bebé en brazos: antes pensaba ¿cómo es posible que una pareja se separe después de tener un hijo? Ahora me pregunto cómo es posible seguir estando con la pareja después de tener un hijo.

lunes, 15 de junio de 2009
Un día típico en una casa típica de una típica mamá, por Mónica

A las 8 de la mañana él ha salido por la puerta y ella, en sueños, ha escuchado el portazo que le avisa de un nuevo día. El niño se despertó para mamar a las seis de la mañana y dormirá hasta las nueve. Ahora le gustaría levantarse de la cama, pero sabe que si hace el gesto de levantarse, su pequeñuelo, que está dormido acurrucado junto a ella, se despertará y le demandará teta hasta que vuelva a dormirse. A ella le duele la cadera porque debe dormir sobre un único lado para que el bebé pueda mamar cuando lo necesita. Así que se queda allí, en la cama, medio dormida, esperando los gestos del bebé. Está cansada, agotada de no dormir de tirón y su espalda le da calambres cada vez que cambia de postura, el chiquitín ya pesa casi seis kilos…
A las nueve el bebé comienza a dar golpecitos con sus manos y pies y con gorgoritos divertidos la llama. Ella le sonríe y siente que el mundo se esponja en esa cama, con la ternura de ese niño. Juegan un rato juntos, y al final, el bebé demanda teta. La madre le da el pecho y siente una punzada de hambre en el estómago: unas tostadas y un café con leche… solo pensar en la comida le da aún más hambre. Pero sigue dando la teta, cambiando el pañal, vistiendo al bebé… hasta las diez y veinte. Se dirige a la cocina. Aún están los platos sucios de la cena de anoche. No queda pan y hay que hacer café. Ya no podrá desayunar tostadas. Intenta dejar al bebé en el canasto un minuto para poner una cafetera pero… imposible. El bebé llora al momento. Un momento, bonito, es un minuto… parece que va a ser un día duro. Pero por fin puede poner la cafetera. Coge al bebé en brazos de nuevo (que no ha parado de llorar ni un segundo) e intenta lavarse los dientes con él. Imposible. Al menos necesito hacer pis, le dice al pequeño que en el capazo, al lado del water llora a moco tendido.
Cuando, a las dos, llega el padre, cansado de trabajar y esperando encontrar a su pareja y su hijo recién nacido la situación es:
- la mujer lo espera a él para que cocine, sostenga al niño unos minutos para lavarse los dientes o darse una ducha y mecerla emocionalmente.
- El hombre llega agotado de la calle y le gustaría sentarse, abrir una cerveza y leer el periódico rodeado por la armonía que proporcionan la mujer de la que esta enamorado y el hijo que tanto ha deseado.
- El niño no espera nada, solo pide lo que necesita y si lo recibe, entonces, por él, todo bien.
La situación real es:
- El hombre se pone de mal humor porque tiene que fregar los platos de la cena, hacer la comida y ordenar mínimamente la casa.
- La mujer está en crisis pero no consigue explicar qué le pasa ni siente, sin embargo espera que él lo sepa y le ayude.
- El no sabe por qué ella llora.
- Ella no sabe por qué el se enfada tanto.
- El niño sigue pidiendo lo que necesita y si se lo dan, esta bien.
- A ella le parece menos trabajo estar fuera de casa que dentro con un niño en brazos durante toda la jornada y las noches sin dormir: al fin y al cabo el sigue con su vida y ella no.
- A él le parece que no es para tanto estar en casa cuidando de un bebé y que ella se queja mucho.
Para la mamá:
- Que el ego ha de empequeñecerse hasta límites insospechados cuando eres mamá: quitas cacas, tu cuerpo es usado para el alimento del otro, no hay tiempo para ti, tus intereses no cuentan. Es decir, que a partir de este momento, tú no eres la importante (el importante es el bebé); y que tienes que enfrentarte, por primera vez en tu vida, a dar y no a recibir.
- Si has sido una mujer profesionalmente activa (y con puestos de responsabilidad) estos atributos poco o nada te sirven en este rol.
- Hay un cambio de valores: lo importante es lo importante y, por primera vez, también lo urgente, con lo cual no podemos mirar hacia otro lado. Aunque hayamos pensado siempre que era importante el desarrollo personal y sanar las heridas emocionales de la infancia, nos la hemos arreglado para ir escapando por las obligaciones laborales, sociales, etc. Ahora no queda más remedio que mirar: lo urgente y lo prioritario van de la mano. De repente es importante comprender qué me pasa por dentro y por qué, saber que mecanismos operan en mi mente y mis sentimientos.
- Es el momento de depurar, limpiar, actualizar lo que no hayas actualizado hasta ahora.
- La actualización implica vivir el dolor escondido y ser conscientes de quien somos realmente.
¿Por dónde transita él, mientras el bebé mama y la mamá llora? El papá debe recorrer el camino que lo lleve a la humildad y de allí a la aceptación. La humildad para considerar que en este momento de la historia a él le toca dar y no recibir; que ha de entregarse para apoyar emocionalmente a una compañera recién convertida en madre que, por un tiempo, va a dejar de enfocarse en la pareja con la fuerza que lo hacía antes; y a la aceptación de que la realidad no se asemeja a sus ensoñaciones de familia feliz y armónica. Sus ilusiones y expectativas en esta situación no suelen corresponderse con la realidad. Otra vez, el ego de un adulto ha de encogerse, como el de la madre, y trabajar para poder aceptar lo que hay. Es decir, comenzar el camino de trabajo interior que le lleve a:
1.- Poder establecer junto a su pareja una comunicación no violenta. En vez de una lucha de poder para conseguir la atención del otro y poder así satisfacer nuestras carencias emocionales, la relación de pareja puede convertirse en un espacio de encuentro en el que no sea necesario que ninguno reclame nada del otro, porque, sencillamente cada uno se encuentra satisfecho emocionalmente y ofrece al otro amor, sin necesidad de que éste pida.
2.- Apoyar emocionalmente a la madre (abrazar, empatizar, comprender, colaborar, escuchar…)
3.- Trabajar sus aspectos menos desarrollados: Trabajar la ira interior, su relación con el compromiso en las relaciones personales, dar a luz a su paternidad (reflexionar qué significa ser padre ahora), limpiar y sanar el pasado para situarse en un presente pleno.
Es decir, para ambos, la mamá y el papá, asumir la nueva estructura familiar implica que deben reducir el ego. El ego, ese compañero de viaje al que estamos tan acostumbrados, de repente, se vuelve nuestro mayor enemigo. El ego es el que se resiste a adaptarse a la nueva situación. El ego es quien discute, quien pretende llevar razón, el que se siente culpable, o el que culpa al otro, es el que se considera víctima o verdugo, el que manipula o se deja manipular por el otro. El ego es quien no acepta a los demás como son, quien pretende que todos cambien, quien se justifica. El ego es la voz que dice: lo quiero todo, lo quiero ahora, ahora o nunca, siempre o jamás. Dado que nuestros hijos no nos van a necesitar siempre con la intensidad de los primeros años, el ego es el que nos impide tener la cintura suficiente para aceptar que, en este momento de nuestra vida, nuestra misión es cuidar de otro ser humano con todo el amor disponible, retrasando, por el momento, otras facetas de nuestra existencia, quizá igual de importantes para nosotros, pero que impedirían la experiencia completa de la maternidad y de la paternidad.
Así, hay parejas que, ante la llegada de un hijo, se las arreglan para seguir como si nada hubiese tocado sus vidas: mismos horarios, hobbies, misma relación de pareja que antes… en seguida hay quien críe de la criatura (niñera, guarderías, ludotecas, abuelos…); pronto, viajes románticos de pareja sin niños; en seguida gimnasio para ellas con la finalidad de borrar las huellas del embarazo cuanto antes; salidas nocturnas… En este caso, la pareja se ve poco afectada, no hay crisis, pero tampoco crecimiento ni reflexión. Hay otras parejas, en cambio, para las cuales la llegada de un niño es profundamente desconcertante, desequilibrante. La llegada del niño nos sacude, nos zarandea, nos deja al filo del abismo. Es desde esta posición, incómoda pero creadora, que podemos crecer, tomar conciencia de qué estamos haciendo y ganar en visión profunda de la existencia. Esta crisis es una de las más enriquecedoras de la vida si sabemos agradecer a la existencia el que estemos aprendiendo, aún con dolor, a dar en vez de a recibir.
jueves, 11 de junio de 2009
En lugar de tribu hay sólo un padre, por Laura Gutman

Laura Gutman
miércoles, 22 de octubre de 2008
Mujer-mamá. En busca de la identidad perdida (Laura Gutman)

Nos encontramos con una angustia que empeora después de las seis de la tarde coincidiendo dramáticamente con el horario más difícil para la criatura. A algunas mujeres se les suma la soledad, la falta de familiares o amigos que comprendan y contengan adecuadamente, un marido que trabaja todo el día, y el vacío que produce este NO RECONOCERSE A SÍ MISMA. Estamos sumergidas en sensaciones extremas, profundas, intensas. Al igual que nuestro bebé, quien posee un cuerpo muy pequeño pero tiene sobredimensionados todos los sentidos. Las mujeres puérperas tenemos la capacidad de estar "sintonizadas" en la misma "frecuencia" que el bebé, lo que nos facilita criarlos, interpretar las necesidades más sutiles y adaptarnos mutuamente a la nueva vida. Por eso es frecuente la sensación de estar flotando en otro mundo, sensibles o emotivas, con las percepciones distorsionadas y los sentimientos confusos. La situación es inversa pero no menos complicada para las mamás que quieren o deben retomar el trabajo teniendo aún un bebé chiquito. Normalmente se exige a la mujer puérpera que "rinda" en el trabajo y que cumpla con la misma presencia prolongada que antes del nacimiento del bebé. Las mujeres "tienen que hacer de cuenta" que nada ha cambiado. Están obligadas a entrar rápidamente en contacto con el mundo exterior activo y poner la mente en funcionamiento. Para lograrlo necesitan desconocer el estado de fusión emocional con el bebé que dejaron en casa ya que el entorno laboral generalmente no avala ni facilita los estados regresivos. En estos casos las madres no se permiten unir el mundo interno con el afuera. Esta integración no está muy facilitada en nuestra sociedad, donde aparece una contrariedad: " Si trabajo tengo que dejar a mi bebé. Si estoy con mi bebé no pertenezco más al mundo". Hay muy pocos lugares públicos donde los bebés son tolerados, lo que acrecienta la separación de los ámbitos de la vida social de la mujer-sin-bebé del otro ámbito privadísimo de la mujer-con-bebé. Salir con el chiquito a cuestas requiere esfuerzo e imaginación, pero somos las mujeres las que debemos instalar nuestro ser madres-personas en los lugares de pertenencia prioritarios para cada una.
Tanto la situación de encierro como la situación de desconexión son estados no elegidos conscientemente por las madres, quienes en su mayoría viven la maternidad como sinónimo de soledad y ausencia de mundo externo sin haber imaginado previamente lo que significaría realmente la presencia del bebé. Tampoco contamos con gran ayuda externa, ya que nuestra sociedad desconoce profundamente la esencia del bebé humano. Lo observa con desconcierto intentando comprenderlo desde el punto de vista del adulto y pretendiendo que se adapte al mundo funcional de los mayores. Esta gran distancia entre ambas "frecuencias" aumenta la sensación de soledad e incomprensión de las madres recientes. Para este período tan crítico puede resultar facilitador buscar NUEVOS MARCOS DE REFERENCIA que tengan relación con las necesidades concretas del aquí y ahora, ya que una cosa es enterarse de lo que le pasa a las mamás y otra muy distinta es convertirse en mamá. Los lugares de pertenencia se buscan entre los pares, en este caso entre otras mamás en busca de un lugar en el mundo. Descubrimos así que no estamos tan solas, que los temores y las preocupaciones son similares y que intercambiar experiencias nos fortalece. Un grupo sostenedor permite que fluyan los estados regresivos, las intuiciones y emociones, revalorizando socialmente las facetas de la personalidad que estaban escondidas y que al ponerse en evidencia, nos completan. Dicho de otro modo, cuando las madres encontramos lugares donde LO QUE NOS PASA no sólo es compartido sino que además es ACONSEJABLE, el puerperio deja de ser un monstruo temido y puede convertirse en una mágica travesía. En definitiva, el puerperio es una apertura del espíritu. Allí el corazón es rey: nos recuerda la esencia de lo que cada una es. Y esto es aprendizaje para todos.