La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
Tus aportaciones son bienvenidas, así que, si lo deseas, comparte-te, fluye y disfruta.
¡Bienvenida!

martes, 27 de diciembre de 2011

Carta abierta a un adolescente

Querid@ adolescente:
Permíteme que me dirija a ti sin habérmelo pedido. Será solo un minuto. No te voy a dar un sermón, de esos que, si has tenido suerte y has compartido tiempo con adultos preocupados por ti, te habrán soltado más de diez veces. No. Lo que yo quiero decirte es otra cosa. Verás. Lo que quiero decirte es que la adolescencia es una etapa más de una larga serie de etapas en la vida. Que toda tu vida no va a ser siempre como ahora.  Que en algún momento esta sensación de vacío, frustración o miedo desaparecerá y que te sentirás libre para decidir el camino de tu vida. Que con el tiempo entenderás las reglas de juego del mundo adulto y podrás jugar como los demás.
Quiero que sepas que quien tú eres en realidad no tiene que ver con las notas o rendimientos académicos que hayas cosechado o recibido en tu vida. Tanto si has sido un estudiante ejemplar, como si te has habituado a los suspensos y las repeticiones, me gustaría que supieras que tú no eres esas notas. Tú, el potencial que espera en tu interior, es enorme. Tienes toda la vida por delante, tienes tu potencial por desarrollar y tienes la energía y vitalidad para hacerlo.
Desde bien pequeños, en casa y en la guardería, hay unos adultos que deciden por ti durante muchas horas al día; después, en el colegio, se te ha pedido que hagas las cosas como los profesores te piden: desde rellenar el dibujo por el interior sin salirte, hasta memorizar determinadas fechas o aplicar algunas fórmulas de matemáticas. Y a esto lo hemos llamado educación y los mayores le hemos dado mucha importancia. Tanta que, quizá,  te haya parecido que el resto de tu vida depende de aprobar exámenes.  Y puede ser importante aprobar exámenes si quieres estudiar una carrera determinada; pero puede que no seas tú el que has fracasado, puede que el sistema educativo no haya sido capaz de reconocer el talento individual que tienes. Ahora, hay un psicólogo, que acaba de ser Premio Príncipe de Asturias, que ha desarrollado una teoría denominada de las inteligencias múltiples en la que refuta la idea general de que solo hay un tipo de inteligencia que puede ser cuantificada por un número. Ahora sabemos que hay varios tipos de inteligencia y que el sistema educativo sólo reconoce unas pocas de ellas. Así que quizá tu inteligencia sea de otro tipo.  Howard Gardner, que es como se llama el psicólogo, indica que, como mínimo, tenemos ocho tipos diferentes de inteligencias: musical, cinético-corporal, lógico-matemática, lingüística, espacial, interpersonal, intrapersonal y de relación con la naturaleza. Si te fijas, en el instituto no valoran tu capacidad de empatía o comprensión con el otro o tu sensibilidad medioambiental o si eres un hacha en los deportes. La educación tradicional se fundamenta en la inteligencia lógico-matemática y lingüística. Durante toda tu vida ha habido adultos que han evaluado tus méritos y conocimientos sobre estas materias y tú has terminado teniendo una idea de ti basada en estos cálculos. Relájate, porque la vida es mucho más grande que el sistema educativo.
Durante toda tu vida te han dicho lo que está bien y lo que está mal, cómo hacer las cosas y qué debías hacer. La adolescencia es un periodo extraño porque de repente esos mismos adultos, sin más, te exigen que seas tú quien tomes las decisiones correctas (que son las que a ellos les parecen mejor). Te diré algo, los adultos no lo hemos hecho tan bien. No tienes más que ver qué mundo te hemos dejado: un mundo contaminado, sin grandes valores ni ideales, con pobreza y hambre y, ahora, con una crisis económica galopante.
Quiero que sepas que entiendo tu inseguridad, tu inconformismo e, incluso, tu pasividad.  Cuando yo era joven, un sociólogo (de cuyo nombre no quiero acordarme) nos llamó la generación X. Éramos, según él, una generación perdida, sin valores, pasotas y hedonistas. Ahora os llaman generación ni-ni. Ni estudias ni trabajas. Puede que no sea tan mala idea (como una actitud rebelde a un sistema profundamente enfermo). Pero le pondría una puntualización, si me lo permites. No pierdas tu tiempo, porque la vida no espera. No formar parte de la masa para ser un peón más de los poderosos, puede ser una actitud digna, siempre y cuando sepas qué quieres hacer con tu vida y hacía donde te dirigen tus pasos. Porque la rebeldía no puede llevar como contrapartida la dejación de vivir. Tener objetivos es vital para vivir una existencia plena.  Piensa, por favor, que tu presencia es valiosa y que necesitamos tu visión para progresar. Elije un objetivo, una pasión, un motivo por el que vivir y aférrate a él.  La vida te está pasando ahora. No la hagas esperar.
Te necesitamos, seas quien seas que estás leyendo esta carta, te necesitamos. El mundo te necesita porque cada voz es única y tú estás aquí para unir tu voz al resto de la Humanidad y hacer de este mundo un hogar mejor para todos. No te creas que no es importante lo que pienses y sientas, ni consideres que tus ideas son utopías sin fundamento. Puede que ahora sean utopías, pero, quizá en el futuro sean las bases de una nueva realidad.
Y ahora, ámate profundamente, porque con tus sueños construiremos un futuro mejor.




14 comentarios:

Pequeña Insurrección dijo...

Me ha encantando. Gracias por escribirlo!!!

Nebetawy dijo...

Lo que me hubiese gustado leer una carta como esta cuando me tocaba. Aún así, es increíble lo sanadora que ha resultado, aun después de 20 años. Tendré que asegurarme de guardarla como un tesoro para cuando mi hija necesite leerla. Aunque también espero no cometer los mismos errores y saber acompañarla mejor. Muchas gracias. :'-)

virlly dijo...

Qué gran carta! La comparto con vuestro permiso. Yo también la guardaré.

Raquel dijo...

Gracias Mónica, me ha gustado tanto que hasta me ha emocionado, gracias por tu reflexión y por plasmarlo de una manera tan sencilla!!!
Con tu permiso lo enlazo en Teteando.
Un abrazo
Raquel

Sira Montiel Company dijo...

Precioso! Con vuestro permiso, compartiré en Morirse de Frio.
Un saludo!

Azarbe Educativos dijo...

Gran reflexión: seguramente cualquiera de nosotros querría firmarla de adultos y, sin duda, a muchos de nosotros nos gustaría haberla recibido de adolescentes. La compartimos.

Mónica Felipe-Larralde dijo...

Gracias por vuestros comentarios.
Es importante que los adolescentes no sientan que van solos.
Gracias por compartirla!
Un abrazo!

FLORENCIAHE dijo...

Me gustó leer esto, ojalá alguien me hubiera dicho esto con la comprensión que percibo en estas palabras.
La compratí con los adolescentes de mi familia cercanos, mis hermanas y mi sobrino.

Gracias!

Fe r dijo...

Es simplemente muy bella y muy cierta. Si me lo permites, compartiré parte de ella en privado, con mi hijo de trece.

Un saludo cordial!

Fe r dijo...

Es simplemente muy bella y muy cierta. Si me lo permites, la comparto en privado con mi hijo de trece, que debuta como adolescente.

Un cordial saludo!

Anónimo dijo...

Creo que muchas de las inseguridades que poseemos de adultos se gestan, además de en la infancia, en la adolescencia...cuanta inseguridad nos hubiera ahorrado leer este manifiesto de sabiduría y averiguar que tenemos un lugar hecho para cada uno de nosotros en este mundo. Muy emotiva, la comparto para una personita muy especial para mi ;)

Encarni dijo...

Que maravilla de carta, que cierto todo, ¿como no nos damos cuenta de esta realidad?, los adultos somos a veces tan estúpidos como para olvidar que un día fuimos adolescentes o peor aun , que fuimos mejores adolescentes.
Cuanto ganaría la educación si cambiara la filosofia actual por esta actitud de motivación y valía a nuestros jóvenes.
Gracias por ponerme tan facil lo que mi corazón quería transmitir a mis hijas ya adolescentes.
Mil gracias.

Anónimo dijo...

Qué maravilla, muchos de nosotros necesitaríamos leer esta carta varias veces a lo largo de nuestra vida. Quiero pensar que algo haría cambiar la sociedad. La comparto para que más gente pueda disfrutar de ella.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Mónica, soy un abuelo uruguayo de 68 años, pero con la vocación y adolescente intacta. Gracias por tu aporte. Me ayudará a que con mis nietos comentemos algo valioso y actual. Te hablaba de mi vocación adolescente, mira hasta dónde llega. Mis únicos amigos, casi todos de mi edad, los tengo porque no han dejado la adolescencia. Un abrazo. Miguel