La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
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jueves, 18 de agosto de 2011

¿Qué tenemos en la placenta y en la leche materna?

Aún perturbada por las aclaraciones, declaraciones y denuncias de este catedrático (especialista en oncología y radiología) del Hospital Clínico de Granada, os dejo el vídeo de su conferencia. Lo peor es que ya lo sabía/intuía, pero verlo así, con números, porcentajes y terminología técnica es demoledor. Durante mis encuentros suelo conversar con las mujeres y hay una corriente general que asume que toda enfermedad tiene un origen emocional. No seré yo quien niegue las consecuencias que las emociones tienen en el cuerpo físico. Pero, suelo responder, que cuidado. Porque si encima de que se padece un cáncer, al enfermo se le "culpa" de la enfermedad no hacemos ningún favor. Estamos contaminados, mucho. Tanto que no sabemos qué va a pasar en el futuro. Y esto no tiene que ver con un trauma de la infancia o con una emoción no resuelta. No. Tiene que ver con la todopoderosa industria química (y petrolera) y con la absoluta y vergonzosa pasividad de los gobernantes a los que suponemos la voluntad de garantizarnos que los biberones de nuestros hijos son sanos y que en mi placenta no se van a encontrar 160 compuestos químicos. Hemos estado dormidos pensando que las supuestas agencias de seguridad alimentaria funcionan con una cierta eficacia y lo que nos encontramos son intereses económicos, estulticia y nulo sentido común. Por mi parte, seguiré intentando que nos alimentemos mejor a través de agricultura y ganadería ecológica, por cierto, (y esto puede parecer un detalle sin importancia para muchos) la única que puede garantizar que mi hija podrá seguir alimentándose en el futuro porque es sostenible, no contamina el medioambiente y es justa con el trabajador. Y sí, es más cara, pero podemos comprar menos y comprar mejor. Y por si no quieren ver el video, les adelanto: no den a sus hijos de beber agua embotellada en plástico. Todo el agua embotellada contiene estrógenos.

Pasen y vean... y si pueden, por favor, difundan y denuncien! 



3 comentarios:

María Berrozpe dijo...

Yo lo veo así: nuestra salud es un equilibrio entre las agresiones exteriores y nuestras defensas y capacidad de adaptación. Si una persona está aprovechando todo su potencial podrá defenderse mucho mejor, lo que no significa que se llegue a un punto en el que la agresión le supere. Pero si no estás aprovechando tu potencial al máximo este punto llegará mucho antes. Hasta donde llega nuestra verdadera capacidad máxima de defensa, curación y adaptación?????? Ni idea. Lo que creo que es seguro es que no estamos en ella, al menos la mayoría de los mortales..... Lo que no quita que sería muy importante, en realidad más que muy importante, no olvidar la otra variable de la ecuación y dejar de producir un medioambiente tan agresivo

Mónica Felipe-Larralde dijo...

El problema que veo María. Es que esas agresiones no están ya en el exterior en el momento en que forman a pasar parte de tu organismo. Es decir, que ya no hay un agente externo del que protegerse, en cuyo caso el sistema inmunológico podría actuar, sino que nuestro propio sistema inmunológico, el ADN... se halla mezclado con moléculas, partículas, cadenas de sustancias... que deterioran su propia función.
Solo echo un vistazo a mi alrededor y observo que los mayores de setenta años tienen mejor salud que los de cuarenta o cincuenta. ¿Adivinas por qué?
Y creo que hablar de la contaminación ambiental como factor determinante en el desarrollo de enfermedades graves devuelve la pelota al tejado de los políticos, industriales y científicos (de donde nunca debió salir, por cierto). Si ves la política de salud del mundo occidental, verás una enorme maquinaria puesta al servicio de culpabilizar al individuo de la enfermedad: claro, como no hacías ejercicio con regularidad (mi abuela no lo hizo en su vida y murió a los 90 sin haber sido operada jamás y sin enfermedades graves); claro, como fumabas 5 cigarros al día (como los chamanes de Nueva Mexico solo que ellos llegan a los 93 años); claro, como tu dieta no era mediterránea; claro, como tus emociones están estancadas; claro, como... y nunca habrás oído decir a un Ministro de Sanidad: claro, como el medio en el que te mueves está contaminado; claro, como los alimentos que consumes están envenenados; claro, como los controles de calidad alimentaria están basados en favorecer el mercado y no tu salud; claro, como a nosotros lo que nos importa es que no puedan los ciudadanos revelarse contra estas políticas de locos; claro...

Mónica Felipe-Larralde dijo...

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