La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
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jueves, 15 de noviembre de 2012

Competición de menores

Hace pocos días fui a apuntar a mi hija a una actividad deportiva municipal. La persona que me atendía, muy amable, me indicó que los niños de esa escuela recibían notas a la finalización del curso y que lo que conseguían con esto era que los niños "se picasen entre sí". Que compitieran entre sí para ver cual tenía mejores notas. Con una sonrisa en la boca me informó de que los niños que ellos ven que destacan se los llevan de competición. 
- ¿Compiten tan pequeños, con 8 años? - pregunté incrédula.
- Y antes, - me replica orgullosa - desde los seis años los llevamos a competir.

Mi cara era un poema. ¿Niños de seis años compitiendo en un deporte? ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Cuál es la finalidad? ¿En qué beneficia al niño? Yo competí en algunos deportes siendo niña y no recuerdo esas experiencias con agrado, la verdad. Mañanas de madrugón los fines de semana, horas interminables de espera, nervios antes de empezar, la sensación de derrota al volver a casa... por más que lo intento no veo ningún aliciente para que niños tan pequeños compitan en ninguna disciplina deportiva. Practicar deporte, por supuesto. Competir... eso es otro cantar. 

Hace unos meses se desató un aluvión de noticias a raíz del cese de la entrenadora de natación sincronizada, Anna Tarrés. La carta que unas deportistas hicieron pública abrió un debate que se ha vuelto a cerrar en falso: la presión a la que los niños son sometidos en los deportes. Junto a las nadadores, las gimnastas rítmicas y algunos otros deportistas salieron al paso y explicaron el trato que se les da en los centros de alto rendimiento y las relaciones que tienen con los entrenadores. 

Y entonces vienen a mi cabeza imágenes de niñas de cuatro años vestidas como Barbies paseando por los escenarios de norteamérica, las competiciones (ilegales) de lucha entre menores de edad, los niños artista que son exprimidos a tierna edad en los escenarios de medio mundo (de los que después conocemos sus adiciones, bajezas y problemas personales). 
- No es lo mismo - podrá decirme alguien.

Sin embargo a mi me sigue apeteciendo preguntar:

¿Todo vale con tal de conseguir ganar? ¿Son los niños meros peones para el lucimiento de los adultos? ¿Es ético y necesario que los niños compitan a la edad de seis años? ¿Hay regulación al respecto? ¿Son los niños realmente libres para elegir? 

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