La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
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lunes, 13 de agosto de 2012

La educación prohibida

Cuando mi hija nació, hace casi ocho años, intuía que había cosas que no me habían gustado demasiado de mi educación académica. Siempre recordaré a la profesora Mari Carmen a cuya mesa, cuando yo era una niña de siete años, me acerqué a preguntar de dónde salen las piedras. La respuesta que me dio esta profesora es paradigmática de las millones de respuestas que reciben a diario nuestros hijos e hijas dentro de un aula: 

- Eso no te toca estudiarlo ahora. Ya lo verás cuando seas mayor. 

Me volvía a mi mesa y tardé cuatro o cinco años en dar la asignatura en la cual acceder a esa información. Para entonces, en plena pubertad, de donde venían las piedras no estaba en mi prioridad vital. 

Cuando mi hija nació, solo sabía que no quería llevarla a una guardería y sentía que era yo quien deseaba, sobre todas las demás cosas, pasar tiempo con ella, estar con ella, disfrutar de ella. Cuando mi hija contaba  año, comencé a dar clases a alumnos de grado. Eran un par de horas a la semana rodeada de alumnos de veintiuno o veintidós años. Tomar conciencia de que ellos eran el producto de una educación que desde los primeros años de su vida los habían ido moldeando, me hizo darme cuenta de que el sistema no pretendía hacernos más libres, creativos o despiertos. Los jóvenes que llegaban a la Universidad eran, en general, los que se habían asimilado mejor al sistema, habían sido más dóciles o estaban más perdidos de sí mismos. 

En ese instante comencé a buscar otras alternativas. Las encontré en la ciudad donde vivo. A partir de ese momento comencé a cuestionarme la educación tal y como la conocía... incluido mi papel de docente en instituciones académicas al que finalmente terminé por renunciar. Mi percepción del sistema educativo es que sirve a unos intereses muy determinados en los que no están (y no lo han estado en general en la historia) la necesidades del alumno. Asimilar, anular, equiparar, reducir, uniformizar, someter... son palabras que vienen a mi cabeza mezclada con páginas y páginas de inútiles palotes, dibujos para colorear por dentro, fichas, lecturas idiotizantes, evaluaciones, juicio, miedo al error, puntualidad...

Cualquier escusa es buena para pararnos a reflexionar sobre el papel de la educación en nuestra vida y en la de nuestros hijos, sobre lo que queremos y lo que no. En este caso, la excusa es el lanzamiento mundial del documental La Educación prohibida. 

Os dejo el trailer y el video completo podéis descargarlo gratuitamente en la web del documental:
http://www.educacionprohibida.com

¡Espero que ningún niño tenga que volver a esperar cuatro años para saber de dónde vienen las piedras!




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