La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
Tus aportaciones son bienvenidas, así que, si lo deseas, comparte-te, fluye y disfruta.
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miércoles, 9 de febrero de 2011

Discurso de graduación de Erica Goldson

Os dejo, sacado del blog Aprender en libertad, el discurso de graduación de una adolescente de 18 años. No tiene desperdicio. 
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Aquí estoy por Erica Goldson

Hay una historia de un joven, pero serio estudiante de Zen que se acercó a su maestro, y le preguntó, “si yo trabajo muy duro y diligentemente, ¿cuánto me tomará encontrar el Zen? El Maestro pensó sobre esto, luego respondió, “Diez años…” El estudiante luego dijo, “Pero si trabajo muy, muy duro y realmente me dedico a aprender rápido – ¿Cuánto tiempo entonces?” El Maestro respondió, “Bueno, veinte años.” “Pero, si realmente, realmente trabajo en esto, ¿cuánto tiempo entonces?” preguntó el estudiante. “Treinta años” respondió el Maestro. “Pero, no entiendo” dijo decepcionado el estudiante. “Cada vez que digo que trabajaré más duro, tú me dices que me tomará más tiempo. ¿Por qué dices eso?” El Maestro respondió, “Cuando tienes un ojo puesto en la meta, tu solo tienes un ojo puesto en el camino.”

Este es el dilema que he enfrentado en el sistema de educación estadounidense. Estamos tan enfocados en la meta, ya sea pasar un examen, o graduarse primero de la clase. Aunque, de esta forma, no aprendemos realmente. Hacemos lo que sea necesario para lograr nuestro objetivo original.

Algunos de ustedes pueden estar pensando, “Bueno, si tu pasas un examen, o te conviertes en el primero de la clase, ¿no aprendiste algo? Bueno, si, aprendiste algo, pero no todo lo que podrías haber aprendido. Tal vez, tú solo aprendiste como memorizar nombres, lugares, y fechas para más tarde olvidar con el fin de limpiar tu mente para el siguiente examen. La escuela no es todo lo que podría ser. Ahora, es un lugar para la mayoría de las personas donde determinan que su meta es salir de esta lo más pronto posible.

Ahora estoy cumpliendo esa meta. Me estoy graduando. Debería mirar esto como una experiencia positiva, especialmente al ser primera de mi clase. Aunque, en retrospectiva, no puedo decir que soy más inteligente que mis pares. Puedo dar fe de que soy mejor haciendo lo que se me dice y trabajando el sistema. Aún así, aquí estoy, y se supone que debo de estar orgullosa de que he completado este periodo de adoctrinamiento. Me iré en el otoño para ir a la siguiente fase esperada de mí, con el fin de recibir un documento en papel que certifica que soy capaz de trabajar. Pero impugno que soy un ser humano, una pensadora, una aventurera – no un trabajador. Un trabajador es alguien atrapado en la repetición – un esclavo del sistema establecido antes que él. Pero ahora, yo he demostrado exitosamente que soy el mejor esclavo. Hice lo que se me dijo al extremo. Mientras otros se sentaban en clases y dibujaban para luego convertirse en grandes artistas, yo me sentaba en clases para tomar notas y convertirme en una gran tomadora de exámenes. Mientras otros vendrían a clases sin sus tareas hechas porque leían sobre un interés de ellos, yo nunca deje una tarea sin hacer. Mientras otros creaban música y escribían letras, yo decidí hacer créditos extras, aunque nunca lo necesité. Así, me pregunto, ¿por qué quise esta posición? Seguro, me la gané, ¿pero qué saldrá de ello? Cuando deje la institucionalidad educativa, ¿seré exitosa o por siempre perdida? No tengo idea de qué hacer con mi vida; no tengo intereses porque vi cada asignatura de estudio como un trabajo, y me destaqué en cada asignatura por el propósito de destacarme, no aprender. Y francamente, ahora estoy asustada.

John Taylor Gatto, un profesor de escuela retirado y activista crítico de la escolarización obligatoria, afirma, “Nosotros podríamos fomentar las mejores cualidades de la juventud – curiosidad, aventura, la resistencia, la capacidad para una introspección sorprendente simplemente al ser más flexibles sobre el tiempo, textos, y exámenes, al introducir a niños a ser adultos verdaderamente competentes, y al darle a cada estudiante la autonomía que él o ella necesita con el fin de tomar un riesgo de vez en cuando. Pero no hacemos eso.” Entre estas murallas, se espera que seamos todos iguales. Somos entrenados para obtener la máxima calificación en cada prueba estandarizada, y aquellos que se desvían y ven la luz a través de un lente distinto no tienen valor para el esquema de la educación pública, y por lo tanto son vistos con desprecio.

H. L. Mencken escribió en The American Mercury en abril de 1924 que el objetivo de la educación pública no es:

… llenar a los jóvenes de la especie con conocimientos y despertar su inteligencia… Nada puede estar más lejos de la verdad. El objetivo… es simplemente reducir a tanto individuos como sea posible al mismo nivel seguro, crear y formar una ciudadanía estandarizada, para sofocar la disidencia y la originalidad. Ese es el objetivo en los Estados Unidos.

Para ilustrar esta idea, no les perturba aprender sobre la idea del “pensar críticamente”. ¿Existe tal cosa como “pensar in-críticamente”? Pensar es procesar información con el fin de formar una opinión. Pero si no somos críticos cuando procesamos esta información, ¿estamos realmente pensando? ¿O aceptamos sin pensar otras opiniones como verdad?

Esto me pasaba, y si no fuera por la rara ocurrencia de una profesora de inglés de décimo grado, Donna Bryan, quien me permitió abrir mi mente y hacer preguntas antes de aceptar la doctrina de libros de texto, habría estado condenada. Ahora estoy iluminada, pero mi mente aún se siente discapacitada. Me debo reentrenar y recordar constantemente que tan loco este lugar aparentemente cuerdo realmente es.

Y aquí estoy ahora en un mundo guiado por el miedo, un mundo suprimiendo lo único dentro de cada uno de nosotros, un mundo donde podemos aceptar lo absurdo del corporativismo inhumano y el materialismo o insistir en el cambio. No estamos animados por un sistema educacional que clandestinamente nos prepara para trabajos que pueden ser automatizados, para trabajo que no es necesario, para esclavitud sin fervor por éxito con significado. No tenemos opciones cuando el dinero es nuestra fuerza motivacional. Nuestra fuerza motivacional debe ser la pasión, pero esto se pierde desde el momento en que nos sumergimos en un sistema que nos entrena, en vez de inspirarnos.

Somos más que estanterías robóticas, condicionadas para recitar hechos que nos fueron enseñados en la escuela. Somos muy especiales, cada ser humano en este planeta es muy especial, entonces ¿no somos merecedores de algo mejor, de usar nuestras mentes para la innovación, en lugar de la memorización, para la creatividad, en lugar de la actividad inútil, para la reflexión en lugar del estancamiento? No estamos aquí para obtener un grado académico, para entonces obtener un trabajo, para poder consumir productos tras productos aprobados por la industria. Hay más, y más aún.

La parte más triste es que la mayoría de los estudiantes no tienen la oportunidad para reflexionar como yo lo hice. La mayoría de los estudiantes son sometidos a las mismas técnicas de lavado cerebral con el fin de crear una fuerza laboral complaciente trabajando para los intereses de las corporaciones y el gobierno, y lo peor de todo, ellos no están completamente conscientes de esto. Nunca seré capaz de recuperar estos 18 años. No puedo huir a otro país con un sistema educacional destinado a iluminar en vez de condicionar. Esta parte de mi vida se ha acabado, y quiero asegurarme de que ningún otro niño tendrá su potencial reprimido por poderes con la intención de explotar y controlar. Somos seres humanos. Somos pensadores, soñadores, exploradores, artistas, escritores, ingenieros. Somos lo que queramos ser – pero solo si tenemos un sistema educacional que nos apoye en vez de dominarnos. Un árbol puede crecer, pero solo si se les da a sus raíces una base sana.

Para aquellos de ustedes que deben seguir sentados en sus escritorios y ceder a las ideologías autoritarias de los instructores, no se desanimen. Aún tienen la oportunidad de ponerse de pie, hacer preguntas, ser críticos, y crear sus propias perspectivas. Demanden un entorno que provea las capacidades intelectuales que les permitan expandir sus mentes en lugar de dirigirlas. Demanden estar interesados en las clases. Exijan que la excusa, “Tú tienes que aprender esto para el examen” no es suficiente para ustedes. La educación es una herramienta excelente, si usada apropiadamente, pero enfóquense más en aprender que en obtener buenas calificaciones.

Para aquellos de ustedes que trabajan dentro del sistema que estoy condenando, no es mi intención insultar; mi intención es motivar. Ustedes tienen el poder para cambiar las incompetencias de este sistema. Sé que no se convirtieron en profesores o administradores para ver a sus estudiantes aburridos. No deben aceptar la autoridad de los órganos de gobierno que les dicen qué enseñar, cómo enseñar, y que serán castigados si no cumplen. Nuestro potencial está en juego.

Para aquellos de ustedes que dejan este establecimiento, digo, no olviden lo que paso en estas aulas. No abandonen a los que vienen después de ustedes. Somos el nuevo futuro y no dejaremos que persista la tradición. Romperemos las paredes de la corrupción para que un jardín de conocimiento crezca en toda América. Una vez correctamente educados, tendremos el poder de hacerlo todo, y lo mejor de todo, solo usaremos ese poder para el bien, ya que seremos educados y sabios. No aceptaremos nada como se nos diga. Haremos preguntas, y exigiremos la verdad.

Entonces, aquí estoy. No me paro aquí como la mejor de mi clase. Yo estoy moldeada por mi entorno, por mis pares que se encuentran sentados observándome. No pude haberlo logrado sin todos ustedes. Fueron ustedes quienes realmente me hicieron la persona que hoy soy. Todos ustedes fueron mi competencia, aún así mi sustento. En este sentido, somos todos los primeros de la clase.

Ahora se supone que le diga adiós a esta institución, a quienes la mantienen, a aquellos que están junto y detrás mío, pero espero que esta despedida sea más un “hasta luego” cuando todos estemos trabajando juntos para crear un movimiento pedagógico. Pero primero, ¡vamos a buscar esos pedazos de papel que nos dicen que somos lo suficientemente inteligentes para hacerlo!

1 comentario:

Encarni dijo...

Este escrito sería de grandísima ayuda si estuviera en cada colegio, cada instituto. Estamos en un sistema educativo totalmente equivocado y deshumano.¿hasta cuando resistiremos?.. y lo peor, cuando nos demos cuenta del mal que a nuestros niños y jóvenes les estamos dando. Como me duele cuando salen mis hijas todas las mañanas a su instituto sin motivación , van a un lugar donde el juicio sobre su intelecto y capacidad se cuestiona a diario por un importante número de profesores (cada uno se encarga de poner su granito de "educación")
Muchas gracias por el artículo y lo guardo en mis tesoros inspiradores para ver si con su lectura repetitiva me da la valentía suficiente para gritar este mensaje a los cuatro vientos.