La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
Tus aportaciones son bienvenidas, así que, si lo deseas, comparte-te, fluye y disfruta.
¡Bienvenida!

viernes, 21 de enero de 2011

Batalla de hermanos

       

Una escuela activa ha puesto en marcha un grupo de investigación pedagógica para analizar y comprender mejor algunas cuestiones relacionadas con la pedagogía y la educación. En la última reunión quedamos en investigar la cuestión de los hermanos. La percepción que nos traslada el grupo de acompañantes es que hay una diferencia notable entre los hijos únicos y aquellos que tienen hermanos. La diferencia tiene que ver con la agresividad expresada y la relación con los demás, a veces provocadora, de reto... 

Entonces me vino a la cabeza una conversación que mantuve con un maestro de yoga y meditación, Swami Purohit. Él es hindú y experto en Ayurveda (la Ciencia de la Vida). Según este sistema las mujeres han de dejar siete años de diferencia entre un hijo y otro si querían que su cuerpo no se desgastara. La explicación que me proporcionó entonces fue que el cuerpo humano renueva todas las células de su cuerpo cada siete años, así que en el siguiente embarazo la madre iba a disponer de toda la energía renovada. O sea, un nuevo embarazo en un nuevo cuerpo. La mujer así no se desgastaba. 

Cuando me contó esto, a mi me vino a la cabeza las teorías psicológicas y pedagógicas constructivistas que consideran que el niño, al cumplir los siete años, deja atrás una etapa de la vida y comienza una segunda infancia. Sería el momento, según Piaget, en el cual los niños vayan al colegio, ya que han alcanzado el estadio de las operaciones concretas. Lo que implica además una mayor autonomía personal y una nueva manera de relacionarse ya que el niño puede ponerse en el lugar del otro. El niño abandona su egocentrismo natural y es capaz de considerar las necesidades del otro y de responder a ellas.

Algún tiempo después cayó en mis manos una revista de National Geografic que me sirvió de partida para redactar un artículo sobre el mito de la maternidad. En esta revista, una bióloga relataba sus estudios sobre la maternidad en los orangutanes de Borneo. Los orangutanes son póngidos, o sea, que pertenecen a los primates más cercanos a los seres humanos. Esta bióloga narraba que las hembras daban de mamar a sus crías durante seis años, después las destetaban, se preñaban y volvían a parir, cada siete años. De esa manera era fácil ver a una hembra con un bebé en brazos lactando, una cría de siete años en adelante cerca de ella, pero no en brazos y un adolescente rondándola, pero con menos presencia.

En numerosas ocasiones he oído a padres que quieren tener a los hijos con poca diferencia de edad para que se críen juntos y rápido. Es una opción, no digo que no. Pero también es verdad que a menudo las casas entran en un caos difícil de gestionar: peleas, gritos, rebeldía, tensiones, hijos mayores que vuelven a querer teta o brazos o atención exclusiva... Me parece interesante, cuanto menos, intentar comprender el proceso por el que pasan los hermanos mayores con la llegada de un nuevo hijo y la atención que reciben los bebés cuando hay hermanos mayores demandando a los padres extraordinariamente.

Yo fui la hija pequeña, de manera que no sentí los famosos celos del príncipe destronado (aunque mi hermano, sí). Pero entre nosotros se instauró durante la infancia una especie de rivalidad que nos acompañó hasta que terminamos ambos la adolescencia. Ahora es uno de mis mejores amigos, pero durante nuestra infancia nuestra relación no fue, precisamente, de hermandad. 

Os invito a madres, padres y hermanos  (o sea, a casi todos) a dejar vuestras experiencias sobre este tema en el blog. Puede servir para ilustrar la investigación o para iluminar un poco más el difícil campo de la relación entre hermanos. Sobre todo si en tu caso, no se produjo el caos, si no la armonía. Veamos cuales son las bases para una convivencia armónica entre hermanos. Muchas gracias.

9 comentarios:

Ileana Medina dijo...

Tiene una lógica tremenda.

Yo también creo que lo mejor PARA LOS NIÑOS es que haya el suficiente espacio entre unos y otros.

Lo que pasa es lo mismo de siempre: en los milenios de historia patriarcal que conocemos NUNCA HA PODIDO SER ASÍ.

Hasta hace muy poco, las mujeres tenían todos los hijos uno tras otro, dominadas por el macho que enseguida las "montaba" de nuevo, y sin métodos anticonceptivos, y expuestas a un índice de supervivencia de las crías muy bajo.

Ahora, hay dos vertientes:

-la de quienes dicen que los niños hay que tenerlos seguiditos "para salir de eso". Porque viven la maternidad como algo de cierto modo "incómodo", de lo que hay que salirse pronto.

-las que comenzamos a tener hijos tarde, y por tanto, o los tenemos seguidos, o tenemos uno solo, o se nos pasa el arroz (muy frecuente en los países desarrollados donde la maternidad es cada vez más tardía)

Y en eso estamos...

Gracias por la entrada, muy buena!!!

María Berrozpe dijo...

Muy interesantes todas estas observaciones, Monica. Yo he tenido 3 hijos muy seguidos porque se me "pasaba el arroz" ya que empecé con 35 años. Ahora que también te digo que me embaracé del segundo y del tercero durante la lactancia a demanda y en la primera relación "abierta". Dos veces me quedé embarazada a la primera así que quiero creer que mi cuerpo estaba listo, si no no lo hubiera hecho. De todas formas llevar adelante tres niños tan pequeños no es fácil porque, como tu bien dices, el mayor todavía necesita mucho de tí y claro, se encuentra enfrentado a la necesidad de los pequeños. Yo tuve que destetar al primero y al segundo durante el embarazo del siguiente y no sabeis lo que e duele haberlo tenido que hacer.

En contra creo que si consigo dar lo suficiente a los tres y que no se cree una dinámica de enfrentamiento y competencia, entonces la similitud de edades creará más compañerismo y cercanía entre ellos. Al menos eso espero.....

No me importaría haber empezado a parir antes y haber tenido más tiempo. Pero no estoy segura de que en mi caso, con esta facilidad para quedarme embarazada, eso se hubiera traducido en más distancia entre hijos o ¡en más hijos! :o)

Jesusa Ricoy-Olariaga dijo...

Mi querida Ileana, no estoy del todo de acuerdo con lo de que nunca ha podido ser asi. No nos olvidemos de la lactancia como unico metodo anticonceptivo mucho antes de la leche artificial, las lactancias eran de al menos dos años y se creaba un margen de manera natural, que suele ser considerado física y psicologicamente como saludable.
De hecho hay periodos en la historia en los que las amas de cria que pese a ser de estrato social pobre tuvieron menos hijos, ya que los nobles necesitaban procrear en abundancia y por eso las contrataban.

Jesusa Ricoy-Olariaga dijo...

Y en cuanto a la entrada :-)
Yo tuve a mis dos hijos y estoy embarazada de un tercero o tercera con un espacio exacto de 5 años, de manera consciente. No con exactitud, pero si que yo tenía claro que no me sentía capaz de tratar con dos hijos simultaneamente que aún dependieran de mi de manera fisica y de alguna manera se nos ha hecho normal que ocurriera a los cinco años con accidentada exactitud!
Curiosamente parece haber una relación entre las crisis de pareja y los cinco años del hijo/a tiene que ver con el vestigio de la necesidad de tener a un macho protegiendo y ayudando hasta alrededor de los cinco años, despues parece ser que la madre sabe instintivamente que puede salir adelante. No recuerdo donde lei esto y tampoco quiero pensar que tenga que seguir produciendo hijos cada cinco años para la supervivencia de mi pareja :-D

Malaeia dijo...

Lo encuentro muy lógico, pero creo que todo puede ir bien o mal según se enfoque... y según la suerte que nos acompañe.
Mis hijos se llevan casi 3 años, creo que fundamentalmente porque el momento era propicio (yo no trabajo y aún así no nos quejamos de dinero, vivimos en un pueblito tranquilo pero no sabemos por cuánto tiempo...) y nos apetecía mucho.
Los primeros dos meses al mayor le costó, pero creo que lo fue sobrellevando porque tiene adoración por su hermano. Le ayudaba mucho que le pidiese ayuda para cuidar al bebé (darme las toallitas, llevar el pañal a lavar, acercarme la ropa...) Ya en el embarazo iba conmigo a las revisiones y guardaba las fotos de las ecografías como tesoros "el bebé es un poco feo, pero va a ser mi hermanín", decía.
Hoy, con casi 2 y casi 5 años, da gusto verles jugar juntos incluso a cosas que el pequeño no es capaz de hacer, pero se apañan. Y se pelean a veces, pero creo que cualquier pareja de hermanos que se precie pasa por alguna que otra pelea sin consecuencias.
Yo a mi hermano le llevo 5, y nunca tuve celos, pero siempre hubo entre nosotros un mundo. Empezamos a tener de qué hablar pasados los 24 (suyos), hasta entonces nos llevábamos bien, pero no había casi nada en común. Sin embargo él y la pequeña, que se llevan 3, siempre estuvieron más unidos y fueron cómplices, y es ahora de adultos cuando descubren que no tienen tanto en común.
Yo qué sé, a los hijos hay que tenerlos porque se quiere, se lleven 10 años o 10 meses, y el resto se va viendo. Lo que a mí me cuesta asumir ahora es que no vaya a tener más, que en los largos años de fertilidad que me quedan probablemente la vida no me permita volver a las andadas. Me gustaría embarazarme cada 2 ó 3 años, la verdad!!

Mónica Felipe-Larralde dijo...

Gracias por vuestras aportaciones.
Yo me pregunto:
-¿Qué se puede hacer para que los hermanos tiengan una buena relación?
- ¿Cómo se organiza una madre/padre para dar la atención que necesita a cada uno?

Ileana Medina dijo...

Sí, es cierto lo que dices, Susa, pero también que la cantidad de madres que se pasaban la vida embarazadas y que han tenido 10, 13, 15 hijos era muy frecuente.
Y también que la función de las nodrizas era precisamente que las reinas y mujeres pudientes pudieran seguir pariendo herederos.
La lactancia no siempre actúa como anticonceptivo eficaz, parece, al menos en condiciones de desconexión interna tan grande, parece...
Yo tengo una niña de 3 años y medio, y aunque también empecé tarde (con 34 años) a mí no me han dado ganas verdaderas de tener otro hijo de momento.
Me debato entre eso, y que se "me pasa el arroz", y que tenemos problemas de fertilidad... en fin... Pero confío en que si mi cuerpo y mi familia está preparada, y tiene que venir otro hijo, vendrá...
Por cierto, Mònica, hay otro dato que confirma lo de los 7 años:
¡LA DENTICIÓN PERMANENTE!
;-)
BESOS A TODAS!!!

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo con el planteamiento. Era algo que ya había pensado antes de leer el texto. Pero yo añadiría un matiz, pues pienso que las cosas siempre se deben a un cúmulo de factores y no a uno solo. Añado que en el tema de los celos influye también la disponibilidad de madre y padre para los hijos. Yo vengo de una familia amplia (seis hermanos), con un padre y madre ausentes a nuestro problemas. Cada uno de nosotros desarrollo las estrategias para hacerse notar y obtener un lugar en la familia. Eso por supuesto, nos ha llevado a continuos enfrentamientos. Hoy en día todos somos adultos y las rencillas aun continúan.

Mónica Felipe-Larralde dijo...

¡Difícil tema! Hoy en el Grupo Maternal hemos estado hablando de los hermanos. Es complicado saber qué hacer cuando un niño de 3 años te reclama por completo y una lleva a su bebé recién nacido en brazos. Quizá si la madre pudiera disponer de un poco de tiempo a diario en exclusiva con el mayor...