Una mujer se queda embarazada. Hasta el momento en que deseó el embarazo o, simplemente, ocurrió, pocas cosas conocía sobre la maternidad. De hecho, es normal que la primera vez, las mujeres corramos al kiosco o entremos en internet deseando encontrar revistas, información, relatos que nos cuenten qué sentimos, cómo nos sentimos, qué nos va a pasar, quiénes son las otras mujeres embarazadas, dónde encuadramos... Los seres humanos, solemos requerir de otros seres humanos para establecernos en la identidad que somos. Nos necesitamos. Necesitamos mirarnos junto y frente a otras mujeres embarazadas o que han estado embarazadas. Así podemos construir nuestra propia historia y poner palabras a lo inefable. Sin embargo, la búsqueda es infructuosa.
Vemos revistas a color que dibujan una maternidad de colores pasteles y suavidad, llena de biberones, avisadores, cunas, pañales tecnológicos, papillas pre-cocinadas, ropa elegante, madres peinadas y maquilladas, camisones de raso, luz tenue entrando en una habitación limpia y ordenada, maridos solícitos y amorosos... Nuestra realidad poco tiene que ve con esta imagen estereotipada y limitada más propia de una serie de televisión que de la vida cotidiana. ¿Por qué, si se supone que son revistas dedicadas a un público tan definido y preciso, se alejan tanto de nosotras? ¿Por qué no nos cuentan la realidad tal y como es? ¿Por que en los medios de comunicación nunca se habla de estos temas? ¿Por qué las que han sido mamás antes hacen como que ellas no han pasado por la crisis puerperal? ¿Hay una conjura contra las mujeres? ¿Hay una finalidad en este silencio?
La verdad, no lo sé. No sé porque las mujeres llegamos a la maternidad sin información previa. Ni siquiera nuestras madres nos advierten de lo que ocurre. Ni siquiera las amigas íntimas nos hablan de sus problemas de pareja después de ser madre. Puedo imaginar que la revista, para vender, prefiere inventar un mundo de colores pasteles al que podamos aspirar durante los nueve meses de embarazo mientras corremos de centro comercial en centro comercial comprando cunas, cochecitos, avisadores, biberones y tetinas, toallitas, ropa, coches más grandes, casas más grandes, juguetes...
Puedo imaginar que a los medios de comunicación, les interese más la crisis de Palestina, los grandes juegos geoestratégicos propios del patriarcado, que la acción individual de dar vida, aunque sea el acto íntimo que compartimos todos. Y es que absolutamente toda la humanidad fuimos parida y, en algún momento de la vida, muchos también se reproducirán. No sé si os habéis dado cuenta pero el acercamiento de los medios de comunicación a este tema es o a través del sexo (programas de información sexual, que frivolizan hasta límites insospechados la sexualidad humana) o con programas de educación conductista, en los que niños supuestamente caprichosos y retorcidos intentan boicotear los esfuerzos de los padres por educarlos. En medio, la maternidad. Los primeros meses de la madre y el hijo, las crisis, los miedos, etc no son registrados, recogidos, mostrados.
Si un marciano llegara a este planeta y no supiera cómo nos reproducimos, observaría en televisión a gente practicando sexo (de forma más o menos creativa) y después a unos niños de cuatro años en adelante aparentemente malcriados y llenos de ira. Lo que se produce en medio, es un enigma. Un secreto que anida hasta en nuestra propia casa, en nuestra propia familia. No sé porque ocurre esto, pero creo que ha llegado la hora de que las mujeres expresemos nuestras experiencias de forma que puedan ser de utilidad y ayuda a las que vienen detrás. Creo que hablar de la crisis postparto, de cómo cambia la vida o de las modificaciones en la pareja, puede ayudar a que las madres se sientan más serenas en medio de la tempestad, a que sientan que no están solas, a poner palabras a las emociones. Mi sugerencia es que si estas embarazada o quieres estarlo, habla con una mamá cercana con la suficiente honestidad para contarte cuál fue su historia real. Mi sugerencia es que crees un círculo de mujeres. Un espacio para compartir con las pares y con las que ya han pasado por lo que tú estas pasando ahora. Entonces, quizá, podamos comenzar a comprender que lo que nos pasa, no sólo tiene que ver con una misma y su historia personal, que también, sino que es el testigo evidente de que se nos arrebató una parte de nuestra propia esencia.
4 comentarios:
Hermoso relato...eso pasa todo el tiempo, se muestra una MATERNIDAD NO REAL y cuando le llega el momento a cada una se encuentra con que las cosas no son como veina en TV o en revistas o lo que cuentan las demás. Nadie cuenta publicamente de aquellas cosas no tan buenas que seceden en el puerperio. RECORDEMOS que el AMOR MATERNAL es COMPLEJO y AMBIGUO...nadie quiere dar cuenta de esto. Gracias por tu aporte, lo publico en mi Blog con elace al tuyo. Besos!
Muy Bueno...eso pasa todo el tiempo..la tele y revistas muestran algo que no es..se saltean una parte!! y una parte muy importante. Entonces las madres se sienten descolocadas...nadie dijo que serñia asi, se ocultan cosas fundamentales del puerperio. Y se omite que las cosas no son todo "Color de rosa", hay cosas que forman parte y nadie quiere contar..ni compartir. RECORDEMOS que el AMOR MATERNAL ES COMPLEJO Y AMBIGUO...Lo publico en mi Blog con enlace al tuyo, muchas gracias por tu aporte, BESOS!
Grcias a ti Fernanda. Creo que tienes mucha razón... y que ya es hora de empezar a hablar sin dulcificar las situaciones.
Un abrazo.
Estamos en contacto, gracias por tus palabras, un beso ENORME!
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