La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
Tus aportaciones son bienvenidas, así que, si lo deseas, comparte-te, fluye y disfruta.
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sábado, 27 de noviembre de 2010

Las guarderías de 0 a 3 años

En la última conferencia, una de las mujeres presente comienza a hablar. Se identifica como trabajadora de una guardería de 0 a 3 años. Nos cuenta que en los primeros trimestres de curso hay mucho dolor, muchos llantos de niños, mucha angustia en las madres. Nos cuenta que las separaciones son dolorosas. Que hay un adulto por cada seis niños y que todos quieren brazos. Que a los adultos les resulta muy difícil poder responder a las demandas de todos. Nos dice que los niños salen con bocados o arañazos porque no están preparados para estar con otros niños y se pegan. Que hay mucha competencia entre ellos por conseguir la atención de los cuidadores o los materiales. Que no tienen edad para socializarse y que se desconoce fuera la realidad de lo que pasa dentro de una guardería.

Sin ánimo de crear un dolor innecesario en nadie, y mucho menos crear culpabilidad, si que me parece importante que los padres que van a decidir llevar a sus hijos a la guardería puedan tener en cuenta estas situaciones, que puedan tener toda la información para tomar una decisión consciente y plena. Estoy segura de que muchos padres, si supieran esto, tomarían otras alternativas: excedencias, abuelos, familiares, canguro de confianza... a pesar de que llevar a los hijos tan pequeños a guarderías se ha convertido en lo "normal".

Pero cuando una madre se siente mal por dejar a su hijo en un guardería, sabe, realmente sabe que no es lo mejor para el niño ni para ella. Quizá sea lo único que puede hacer, pero entonces, entendamos a nuestros hijos a la salida, acompañémoslos en el dolor, y vivamos conscientemente, como un hecho real, una situación que, no por normal, deja de ser dolorosa. Pongamos palabras a los hechos y comprendamos que el malestar de nuestro hijo no es un capricho, una reacción de niño mimado. Creo que lo más dañino es enterrar lo que nos ocurre debajo de excusas o de no querer ver.

Es difícil que una persona que vive de esto te cuente realmente lo que ocurre dentro de las escuelas infantiles y lo que realmente implica esta situación. Mi agradecimiento a esta trabajadora. Mis respetos y solidaridad con todos los padres.

2 comentarios:

Ana dijo...

Hola Monica!

Te felicito por tu post y por tratar de hacer llegar a otros papas y mamás otra cara de la misma realidad.

Mi hijo David tiene ahora dos años y dos meses y estuve a punto de llevarlo a la guardería porque me sentía un bicho raro no haciendolo. Tanta era la presión de mi entorno que llegué a pensar que era lo mejor para el.

Pero quince dias antes de empezar el curso yo no podía ni dormir dandole vueltas al tema...yo no trabajo y empecé a ver la parte ilógica de la cuestión, haciendo oidos sordos a las voces que venian de fuera.

Perdí los cien euros de la matricula, pero creo que es una de las mejores decisiones que he tomado en la vida.

Al menos duermo tranquila todas las noches, soy coherente conmigo misma y con mi manera de entender la crianza y tengo la seguridad de que he hecho lo mejor para mi hijo y para mi.

Mónica Felipe-Larralde dijo...

Hola Ana:
Pues te entiendo, porque la presión es tan fuerte que comenzamos a dudar de nuestra propia capacidad de decisión.
Creo que una vez que sabemos algo, no podemos seguir haciendo como nada ocurre. Te invito a ver el video de Sir Ken Robinson sobre Las Escuelas matan la creatividad (este es solo un aspecto de lo que supone llevar a un niño a la guardería).
Recibe un saludo.