La maternidad tranquila

La llegada de un bebé a la familia es, primero una bendición y después una oportunidad única de crecimiento. En mi segunda maternidad y mis 41 años la tranquilidad y el placer y la contemplación van de la mano. Sirva este espacio para reflexionar sobre la maternidad tranquila, sin culpas, sin expectativas, sin cargas innecesarias.
Tus aportaciones son bienvenidas, así que, si lo deseas, comparte-te, fluye y disfruta.
¡Bienvenida!

viernes, 17 de febrero de 2012

Regalar el poder de las madres

La semana pasada en una ludoteca una madre intentaba, en vano, que su hija de unos seis años se sacará un globo pinchado de la boca.
- Te vas a atragantar... - le insistía, inquieta - sácate eso ahora mismo, que te vas a atragantar.
La niña, subida en un tobogán no sólo no se sacaba el globo de la boca sino que disfrutaba haciendo rabiar a su madre y amenazaba con tirarse por el tobogán boca-arriba, mientras movía de un lado al otro el globo.
La madre, después de varios intentos, le dice a la niña:
- O te quitas eso de la boca o se lo digo a Yolanda. (Nota: Yolanda es el nombre de la chica que acompaña a los niños en la ludoteca). - y sigue, dirigiéndose a Yolanda - Yolanda, mira, que no quiere quitarse el globo de la boca...

Cuando yo era pequeña las madres gritaban a los niños: ¡o te comes la sopa ahora, o ya verás cuando venga tu padre! ¡O haces los deberes o se lo digo a tu padre! Ni que decir tiene que el padre representaba la autoridad, la mano dura, aquel con quien era mejor no vérselas.  Hasta aquí la anécdota. 

Ahora la reflexión: Los hijos necesitan crecer en manos de adultos poderosos (no autoritarios, histéricos o violentos). Un adulto poderoso es aquel que sabe cuál es su valor. Que conoce el poder que tiene en su interior. ¿Qué hace una madre regalando su poder a la chica que acompaña en una ludoteca? ¿Qué significa para esa niña que su madre no pueda quitarle (con seis años) un globo de la boca? ¿Cuándo piensa esa madre que su hija va a comenzar a atender sus demandas? ¿Cuándo va a comenzar la madre a mirar qué necesita o desea exactamente su hija (aunque lo pida de forma desagradable? ¿Cuándo va la madre a "ver de verdad" a su hija en toda su integridad y a verse a sí misma con todo su poder? Ya lo veremos, pero sería deseable que antes de que esta criatura termine por herirse a si misma y antes de que la madre no consiga recuperar el poder que regaló.

9 comentarios:

Cándido dijo...

Todos estamos sometidos a unas reglas universales. El poder sin embargo siempre está en manos de algo, o alguien, un alguien poderoso que coloca aun otro para ser sometido.

Mónica Felipe-Larralde dijo...

Entiendo. Pero cuando me refiero al poder de las madres, me refiero a recuperar el poder que hemos dejado (a veces ni siquiera nos lo han quitado) en otras manos. Me gustan las personas poderosas. No las que ejercen el poder sobre otros, sino las que conocen el que naturalmente hay en su interior. No me gustan las personas que se humillan o someten ni las que imponen u ordenan. Me gustaría que todos (mujeres, hombres, niños) tuviésemos la experiencia de vivir desde nuestro autodominio, capacidad y fuerza. Quizá cambiara el mundo.

María Berrozpe dijo...

Mucho para reflexionar me acabas de dar.....

Mónica Felipe-Larralde dijo...

Un abrazo, María!

La mamá corchea dijo...

Qué pena me da esa madre y que pena me da esa hija perdidas y sin autoestima. Pensaré sobre ello. Gran descubrimiento tu blog, también vivo en Granada.

Mónica Felipe-Larralde dijo...

Gracias mamá corchea.
Es un placer encontrarte y a tu blog también. Seguramente nos veamos en algún momento.
Abrazos,
Mónica

Rocio dijo...

Autoridad , poder...Estamos mas que liados con estos términos y los padres ya no sabemos cual es nuestro sitio.
¿qué dijo Jolanda? ¿Dame el globo o se lo digo a Alfonso el de seguridad? je , je, besitos

Mónica Felipe-Larralde dijo...

Hola rocío:
Sí, y Alfonso el de seguridad le dijo que sino se quitaba el globo de la boca se lo diría a Ignacio el jefe de mantenimiento... e Ignacio le dijo que se lo diría a Maribel, la directora comercial y Maribel a Jose Luis, el gerente...
... hasta que llegaron al Rey. Pero como la nena era mayorcita, ya no creía en los reyes...

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada. Por lo general todas las que publicas pero esta me da mucho que reflexionar! Gracias
Sandra